Lecturas de hoy miércoles 20 de julio 2022.
Primera lectura del Libro del profeta Jeremías 1, 1. 4-10
Palabras de Jeremías hijo de Jilquías, uno de los sacerdotes que habitaban en Anatot, tierra de Benjamín. En los días de Josías, el Señor me habló con estas palabras: “Desde que te creé en el vientre de mi madre te he conocido, desde tu nacimiento te he consagrado como profeta a las naciones”. Le respondí: “Pero Señor, no sé cómo expresarme, porque solo soy un niño”.
Y me dijo el Señor: “No digas que eres un muchacho, porque irás a dondequiera que yo te envió y dirás lo que te mandaré. El Señor dijo: No temas, porque yo estoy contigo para protegerte. darle. Tienes poder sobre pueblos y reyes, en iniciativa y derrocamiento, Para destruirlo, para destruirlo, para construirlo y plantarlo”.
Salmo: 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15ab y 17 Tu salvación cantará mi boca.
A ti, me acojo Señor:
no quede yo derrotado para siempre.
Tú líbrame y ponme a salvo, tu que eres justo,
inclina a mí tu oído y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
Tú que eres mi fortaleza y mi roca.
Líbrame Dios mío de la mano perversa.
Porque tú, Señor, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno de mi madre en ti ya me apoyaba,
en el seno tú me sostenías.
Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.
Me instruiste desde mi juventud, Dios mío
y hasta hoy relato tus maravillas.
Evangelio de hoy miércoles 20 de julio 2022 – evangelio según san Mateo 13, 1-9
En ese día, Jesús salió de la casa y se sentó a la orilla del mar. Una multitud se reunió a su alrededor, por lo que tuvo que bajarse de un bote y sentarse en él, mientras la multitud permanecía en la orilla. Luego les habló largamente en parábolas. Y él les dijo: El sembrador salió a sembrar. Cuando se esparcieron las semillas, algunas cayeron al costado del camino y las aves se las comieron.
Otras cayeron en suelo pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron enseguida, porque el suelo era poco profundo. Pero cuando salió el sol, se quemaron y se secaron, ya que no tenían raíces. Otros cayeron entre las espinas y fueron creciendo y asfixiándose. Y otras semillas cayeron en una buena tierra y dieron frutos. Otros cien, sesenta más y treinta más. El que tenga oídos, ¡escucha! “
Comentario del evangelio de hoy
Todas las parábolas derivan de la del sembrador, que describe cómo debemos escuchar el mensaje de Dios. Se nos recuerda que la Palabra de Dios es una semilla que, una vez sembrada, crece y florece; es esparcida por todas partes por Dios, que es generoso a pesar del derroche. Así es el carácter de Dios. Cada uno de nosotros es un campo sobre el que cae la Palabra, sin excluir a nadie. La Palabra se nos da a todos. Podemos evaluar nuestra tierra preguntándonos: ¿qué clase de tierra soy? Si lo deseamos, podemos labrar y cultivar nuestra tierra para cosechar los frutos de la Palabra.
Conclusión
Una persona que es rica en la Palabra de Dios será también rica en el Espíritu de Dios. Por ejemplo, una persona que es rica en la Palabra conocerá al Señor de una manera rica, y vivirá una vida que refleje la riqueza de la Palabra. La Palabra de Dios es una semilla que brota, crece y da fruto. Si una persona no tiene la Palabra de Dios, no tiene muchas posibilidades de crecer en el Espíritu.
La Palabra es una semilla que crecerá a través del Espíritu en nosotros si estamos dispuestos a recibirla. Dicho esto, es importante recordar que la raíz de nuestro crecimiento espiritual es la Palabra de Dios. Aun cuando tengamos al Espíritu Santo como nuestro ayudante, todavía dependemos de la Palabra de Dios como la fuente de nuestro crecimiento espiritual. Una vez que tenemos la Palabra, todo crecerá y se expandirá como una planta cerca del manantial.