Evangelio Del Día El evangelio de hoy viernes 1 de julio 2022

El evangelio de hoy viernes 1 de julio 2022

por LaFeCatolica

Lecturas de hoy viernes 1 de julio 2022.

Primera Lectura de la profecía de Amós 8, 4-6. 9-12

Escuchen esto, los que pisotean a los sin techo para acabar con los pobres del país. Vosotros decís: “¿Cuándo pasará la luna nueva para poder vender grano, y el día sábado de reposo para poder vender trigo?” Reduciremos el procedimiento, aumentaremos el precio, desangraremos la balanza para hacer trampa; Compraremos a los débiles con plata y a los pobres un par de sandalias, hasta que vendamos el trigo perdido.

“En ese día le dije al Señor que me pondría el sol al mediodía, y en medio del día me cubriría la cara con tinieblas. Convertiré sus fiestas en luto y todas sus canciones en lamentaciones. Haré que todos usen turbantes y se afeiten la cabeza. Los haré llorar como a un hijo único, y su final será como un día amargo. Vendrán días -la profecía del Señor- en que haré hambre en la tierra, no de tener hambre de pan, ni de tener sed de agua, sino de oír la palabra de Dios. Se arrastran de mar a mar y vagan de norte a este buscando la palabra del Señor, pero no la encuentran. Palabra de Dios.

Salmo: 118. El hombre no sólo de pan vive, sino también de toda palabra que proviene de la boca de Dios.

El hombre no sólo de pan vive,
sino también de toda palabra que proviene de la boca de Dios

Dichoso el que, aguarda sus preceptos,
lo busca con todo corazón.

Te busco con todo corazón,
no consientas que me aleje de tus mandamientos.

Mi alma se consume, deseando
continuamente tus mandamientos.
Escojo el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
Mira cómo ansío tus decretos:
dame vida con tu justicia.

Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.

El evangelio de hoy viernes 1 de julio 2022 – Evangelio según san Mateo 9, 9-13

En ese día, Jesús miro a un hombre llamado Mateo que estaba sentado a la mesa del recaudador de impuestos y le dijo: “Sígueme. Se levantó y lo siguió”. Más tarde, mientras estaban sentados a la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores también comieron con Jesús y sus discípulos. Y cuando los fariseos vieron esto, preguntaron a los discípulos: “¿Por qué su maestro vive con publicanos y pecadores?” cuando Jesús escucho lo que decían el les replico: “No son los que están sanos los que necesitan médico, sino los enfermos. Veamos lo que significa: Misericordia quiero, no sacrificio. Yo no he llamado a los justos, sino que a los pecadores. ” Palabra de Dios..

Comentario del evangelio de hoy

Lo primero que se salva es el sentimiento de peligro, lo primero que se cura es el sentimiento de enfermedad, y lo primero que se perdona es el sentimiento de culpa. Pero tengamos en cuenta la mirada de amor, de misericordia, de bondad que vemos en los ojos de Jesús. Y cuando pedimos misericordia, vemos esta mirada sobre nosotros; es la mirada de la salvación, la mirada de la misericordia. No hay que tener miedo.

Conclusión:

Cada uno de nosotros necesita saber que hay un Dios que puede salvarnos. Somos personas pecadoras y rotas. La única manera en que podemos ser sanados y cambiados es teniendo una relación con Jesucristo. Por eso Dios ha enviado al Espíritu Santo a vivir dentro de nosotros y en nuestro interior para que podamos parecernos más a la persona que él es. “La palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta dividir el alma y el espíritu, las articulaciones y los tuétanos; juzga los pensamientos y las actitudes del corazón” (Hebreos 4:12).

Esta cualidad de poder penetrar en nuestros corazones es lo que hace que la Palabra de Dios sea tan poderosa y eficaz. Cuando la leemos y rezamos, el Espíritu del Señor está disponible para guiar y potenciar nuestras vidas. Él puede abrir nuestras mentes e iluminar nuestros corazones para que empecemos a ver las cosas de Dios con mayor claridad.

El primer paso en nuestra transformación es saber que hay un Dios y que nos ama. Eso es realmente todo lo que se requiere. No nos salvamos porque tengamos una relación con Jesús. Nos salvamos porque él nos ama. Y eso significa que tenemos que amarlo a él. A partir de ahí, depende de nosotros elegir aceptar su amor y permitir que nos cambie. El proceso lleva tiempo, pero no es imposible. Dios puede hacerlo.

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