Lecturas de hoy domingo 12 de marzo 2023.
Primera lectura de hoy del libro del Éxodo 17, 3-7″.
Entonces el pueblo sediento protestó contra Moisés, diciéndole: ¿Nos sacaste de Egipto para matarnos a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado, de la sed? Al Señor, Moisés clamó y dijo: “¿Con este pueblo qué debo hacer? Solo hace falta que me apedreen”. Y el Señor le respondió a Moisés: “Delante del pueblo ve, y toma algunos de los que son ancianos de Israel, y con tu mano coge la vara con la que golpeaste el Nilo y vete.
Yo estaré delante de ti en la peña en Horeb”. La peña golpea y saldrá de ella agua para que el pueblo beba”.. Así Moisés hizo esto ante los ojos de los ancianos de Israel, y llamó a aquel lugar Meribá y Masá , a causa de la desobediencia de los hijos de Israel, y porque tentaron al Señor, diciendo: ¿Está el Señor en medio? ¿Qué no es? ¿de nosotros?”
Salmo responsorial de hoy 94, 1-2. 6-7c. 7d-9. No endurezcan su corazón, ojalá oigan hoy la voz del Señor.
Venid, aclamemos al Señor,
«a la Roca demos» «vítores que nos salva»;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
No endurezcan su corazón, ojalá oigan hoy la voz del Señor.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
No endurezcan su corazón, ojalá oigan hoy la voz del Señor.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
en el desierto, como el día de Masá;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».
Segunda lectura de hoy de la carta del apóstol san Pablo a los “Romanos 5, 1-2. 5-8”.
Amados hermanos: Ya que hemos sido justificados por la fe, reconciliémonos con Dios por la mediación de nuestro Señor Jesucristo. Por él, por la fe, entramos en el ámbito de la gracia en el que nos encontramos; Por él podemos regocijarnos en la esperanza de participar de la gloria de Dios. La esperanza no defrauda, porque Dios ha sembrado su amor en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo, que Él mismo nos ha dado.
De hecho, mientras todavía carecemos del poder para ser librados del pecado, Cristo murió por los pecadores en el tiempo señalado. Pocas personas están dispuestas a morir por una buena persona, aunque puede haber alguien que esté dispuesto a morir por una muy buena persona. Dios nos ama esa es la prueba de que Cristo murió por todos nosotros cuando aún éramos pecadores.
Evangelio de hoy 12 de marzo 2023.
Lectura del santo evangelio según san “Juan 4, 5-42”.
En ese tiempo, Jesús llegó a Sicar, un pequeño pueblo en Samaria, cerca del campo que Jacob le había dado a su hijo José. Está el pozo de Jacob. Cuando Jesús se cansó de caminar por el camino, se sentó al borde de un pozo. Es casi mediodía. Una samaritana vino a sacar agua, y a la mujer samaritana Jesús le dijo: “De beber dame”. (Sus discípulos a la ciudad fueron a comprar alimentos). Y entonces la mujer samaritana le dijo:
“Tú que eres judío, ¿Cómo es que puedes pedir me de beber a mí, que solo soy una mujer samaritana?” (Porque los judíos no tratan a los samaritanos.) Jesús le dijo: “Si conoces a Dios, si sabes quién es, pides agua, le pedirás, y él te dará agua viva”. La mujer hablo y dijo: “No tienes de dónde sacar agua Señor, y el pozo es muy profundo, ¿Cómo es que puedes darme agua viva? ¿Eres tú acaso mucho mas que nuestro padre Jacob? Él nos dio este pozo, y él y sus hijos, y todos sus animales beben de este pozo?”
Jesús le respondió: “Cuando un hombre bebe de esta agua, vuelve a tener sed. Pero el que beba del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; el agua que yo le daré se convertirá en él en una fuente de vida eterna”. Le dijo la mujer: “«Agua Señor para que no tenga sed» y «no tenga que venir aquí por agua»”. Él le dijo: “«Ve y trae a tu marido»”. La mujer respondió: “No tengo marido”. Jesús le dijo: Tienes razón: no tengo marido.
Has tenido cinco, y este no es tu marido. Porque dices la verdad.” «La mujer dijo»: “«Veo Señor, que eres profeta». Nuestros antepasados adoraron en este monte y vosotros dijisteis que el lugar de adoración debería estar en Jerusalén. Jesús le dijo: Mujer, créeme, la hora viene cuando ya no adorarán al Padre en este monte ni en Jerusalén. Y entonces lo que no conoces adoras; adoramos lo que conocemos. Porque la salvación viene de los judíos.
Pero el tiempo está cerca y ha llegado el tiempo en que los que realmente quieran adorar adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así el Padre quiere ser adorado. El espíritu es Dios y sus adoradores deben adorarlo y en verdad en espíritu. «Le dijo la mujer»: “«El Mesías va a venir y ya lo sé» (es decir, el Cristo) viene. Cuando venga, nos dirá todas las razones”. Jesús le hablo y dijo: “El que te habla soy Yo”.
En ese momento llegaron los discípulos, sorprendidos de que estuviera hablando con una mujer. «Pero acaso nadie le dijo»: “¿Qué es lo que le estás hablando y preguntando con ella?” Entonces la mujer dejó su cántaro, se fue a la ciudad y comenzó a hablarle a la gente: “Vengan a ver a un hombre, me lo contó todo. ¿No es este el Mesías? Salieron de la ciudad y fueron a su lugar. Al mismo tiempo, los discípulos insistieron: “Maestro, comamos”. «El les dijo»: “«Comida a todos tengo que vosotros no conocéis»”.
Y replicaron los discípulos: “«¿De comer alguien, le ha traído algo?»” «Y les dijo, Jesús»: «Mi comida» es que haga lo que es la voluntad del «quien me envió». que su obra acabe. ¿No significa eso que todavía faltan cuatro meses para la cosecha? Pues yo os digo: levantad los ojos y mirad los campos, ya están dorados y listos para la siega. El segador ha recibido su salario y está recogiendo frutos para la vida eterna. Así que el sembrador y el segador son igualmente felices. Se cumple aquí dicho, “Tú siembras, y otro es el que cosechará”.
Los envié a cosechar aquello por lo que no habían trabajado duro. Otros trabajan, tú recoges tus frutos. Muchos samaritanos en esa ciudad creyeron en Jesús por el testimonio de esta mujer: “Él me dijo todo lo que hice”. Los samaritanos llegaron a donde estaba y le rogaron que se quedara, y se quedó allí dos días. Más personas le creyeron cuando escucharon sus palabras. Y entonces a la mujer dijeron: “En tus palabras ya no creemos, porque todos nosotros mismos las hemos escuchado, conocemos que él es verdaderamente el salvador del mundo”.
Reflexión del evangelio de hoy de san “Juan 4, 5-42”
La lectura del pasaje del evangelio según San Juan 4,5-42, nos presenta la historia de la samaritana y Jesús. Jesús, cansado del camino, se sienta en el pozo de Jacob, donde una mujer samaritana se acerca a sacar agua. Jesús le pide agua y, tras una breve conversación, la mujer se da cuenta de que está hablando con el Mesías. Ella cree y lo anuncia a los habitantes de su pueblo, quienes también creen.
Esta historia nos invita a reflexionar sobre la apertura a las sorpresas de la vida. Jesús se encuentra en un lugar inesperado y se encuentra con una mujer samaritana, algo que los judíos no hacían. Sin embargo, Jesús no se cierra a esta posibilidad de encuentro y diálogo. En lugar de ello, le pide agua y entabla una conversación que, aunque extraña para los oyentes, resulta en la revelación de su identidad.
La samaritana, por su parte, también se sorprende ante la petición de Jesús. Pero en lugar de rechazarlo, ella sigue hablando con él, permitiéndole revelarle la verdad sobre sí mismo. Y ella responde a esta verdad creyendo y compartiendo su experiencia con los demás.
Esta historia también nos invita a reflexionar sobre la forma en que nos comunicamos con los demás. Jesús no juzga ni rechaza a la samaritana, sino que se dirige a ella con amor y respeto, lo que le permite a ella abrirse y creer en él. En nuestra vida cotidiana, también debemos esforzarnos por comunicarnos de manera respetuosa y amorosa, permitiendo que los demás se abran y se sientan valorados.
Finalmente, esta historia nos invita a reflexionar sobre la importancia de compartir nuestra fe con los demás. La samaritana no se guarda su experiencia para sí misma, sino que la comparte con los habitantes de su pueblo, quienes también creen en Jesús. De igual forma, debemos estar dispuestos a compartir nuestra fe con los demás, permitiéndoles conocer la verdad sobre Dios y su amor por ellos.
En conclusión, la historia de la samaritana y Jesús nos invita a ser abiertos a las sorpresas de la vida, a comunicarnos con amor y respeto y a compartir nuestra fe con los demás. Al hacerlo, podemos tener un impacto positivo en la vida de las personas que nos rodean y ser un reflejo del amor de Dios en el mundo.