XXVI semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 11 de octubre 2023.
Primera lectura de hoy de la profecía de ‘Jonás 4,1-11’.
Jonás estaba muy disgustado porque Dios no había castigado al pueblo de Nínive, y se enojó mucho y oró a Dios: “Señor, esto es lo que tenía miedo cuando estaba en esta tierra, por eso me apresuré a huir”. A Tarsis. Sé que eres un Dios misericordioso y compasivo, paciente y lleno de misericordia, siempre dispuesto a perdonar. Ahora, Señor, quítame la vida, porque prefiero morir que vivir. El Señor respondió: ‘¿Crees que tienes causas para estar enojado?’ Jonás salió de Nínive y se estableció al este de la ciudad.
Allí construyó un pabellón y se sentó a su sombra para ver lo que sucedía en Nínive. Entonces el Señor hizo crecer la hiedra, y ésta se hizo espesa y le dio sombra y protección contra el calor del sol. A John realmente le gustaba Ivy. Pero al día siguiente, al amanecer, Dios envió un gusano que destruyó la hiedra y la hizo secar. Cuando ya el sol ardía, el Señor sopló un viento de fuego; El sol brilló sobre la cabeza de Jonás y le hizo desmayarse.
Jonás se negó a morir y dijo: “Preferiría morir antes que vivir”. Entonces el Señor dijo a Jonás: “¿Crees que tienes por qué estar tan enojado con la hiedra?” Él respondió: “Sí, moriré”. Respondió El Señor: ‘Porque tu no has cultivado la hiedra con tu esfuerzo estas triste’, porque crece una noche y desaparece al día siguiente. ¿Y no siento pena por la gran ciudad de Nínive, donde viven más de ciento veinte mil personas irresponsables y una gran cantidad de animales domésticos?
Salmo responsorial de hoy 85,3-4.5-6.9-10. Tú, Señor, eres rico en piedad y lento a la cólera.
Piedad de mí, Señor,
que a ti todo el día te estoy llamando;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor.
Tú, Señor, eres rico en piedad y lento a la cólera.
Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en compasión con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica.
Tú, Señor, eres rico en piedad y lento a la cólera.
Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios».
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 11, 1-4’.
En ese día, Jesús estaba orando y cuando acabo, uno de los que son sus discípulos le dijo: ‘Señor, enseñadnos a orar, como Juan a enseñado a sus discípulos’.
Entonces le dijo Jesús: ‘Cuando oren, decid:
Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en tentación”.
Reflexión sobre Lucas 11, 1-4: La Enseñanza de la Oración por Jesús:
En el Evangelio de Lucas 11, 1-4, se nos presenta un momento especial en la vida de Jesús y sus discípulos. Jesús, el Maestro, estaba orando, y al terminar, uno de sus seguidores se acercó con una humilde solicitud: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos”.
Este pasaje nos enseña valiosas lecciones sobre la oración. Jesús, en su respuesta, nos muestra cómo abordar nuestra relación con Dios en oración. Nos revela que la oración debe ser reverente y reconociendo la santidad del nombre de Dios. Además, debemos anhelar la venida de Su Reino en nuestras vidas y en el mundo.
Jesús también nos recuerda la importancia de pedir nuestro sustento diario, no solo material sino también espiritual. Además, nos insta a perdonar a los demás, como Dios nos perdona, y a evitar caer en la tentación.
Este pasaje nos guía hacia una oración significativa y una relación más profunda con Dios. Nos invita a acercarnos a Dios con humildad y confianza, buscando Su voluntad y Su gracia en nuestra vida diaria.
En resumen, Lucas 11, 1-4 nos recuerda que la oración es un regalo divino que nos conecta con nuestro Creador y nos guía hacia una vida en armonía con Su voluntad y amor. Al seguir la enseñanza de Jesús en esta oración, podemos encontrar la paz y la dirección que necesitamos en nuestras vidas. Les dejamos una linda alabanza…