Lecturas de hoy 14 de abril 2023.
Lectura del libro de los Hechos de los “apóstoles 4,1-12”.
Al siguiente día se juntaron en la ciudad de Jerusalén los jefes del pueblo, y también los ancianos, los que son escribas y también los sumos sacerdotes de “Anás”, “Caifás”, “Juan”, “Alejandro” y también las familias de los sumos sacerdotes. A Pedro trajeron y a Juan ante ellos y les “preguntaron”: “¿Con autoridad de quien y en qué nombre hacen todas estas cosas?”
Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: “Señores y ancianos del pueblo, ya que hoy se nos pregunta sobre el beneficio dado a los enfermos y queremos saber cómo fue sanado, háganlo saber a ustedes y a todos los Israelitas: Este hombre fue sanado por Jesús en el nombre de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y Dios resucitó de los muertos. Este mismo Jesús es la piedra que vosotros los constructores desechasteis y ahora es la piedra angular. Nada más puede salvarnos, porque los hombres no han dado otro nombre en el mundo para salvarse a sí mismos.
En esos días, «cuando estaban hablando al pueblo Pedro y Juan», “los que son sacerdotes aparecieron”, “los saduceos y el capitán de la guardia del templo”, “que indignados estaban porque los apóstoles al pueblo enseñaban y anunciaban la resurrección de los que están muertos por el poder de Jesús”. Fueron detenidos y, como era tarde, los mantuvieron en la cárcel hasta el día siguiente. Sin embargo, muchas personas, unas cinco mil personas, han escuchado sus palabras y han aceptado la fe.
Salmo responsorial de hoy 117, 1-2 y 4. 22-24. 25-27a. La piedra que despreciaron los constructores es ahora una piedra angular.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.
Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.
La piedra que despreciaron los constructores es ahora una piedra angular.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.
Esto es el día que el Señor hizo:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
La piedra que despreciaron los constructores es ahora una piedra angular.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.
Santificado el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.
Lectura del santo evangelio según san “Juan 21, 1-14”.
En ese momento, Jesús se apareció de nuevo a sus discípulos junto al mar de Tiberíades. Se les mostro así: Simón Pedro, Tomás (de nombre los gemelos), Nathaniel (de Caná de la ciudad de Galilea), el hijo de Zebedeo, y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: “Voy a pescar”. Ellos respondieron: “Nosotros también iremos contigo”. Salieron en el bote y no pescaron nada esa noche. Era pleno día cuando Jesús apareció en la orilla, pero los discípulos no lo reconocieron. Jesús les dijo: “Hijo, ¿has pescado algo?” Ellos respondieron: “No”.
Entonces les hablo y dijo: Echad sus redes a la derecha de la barca, y hallaréis los peces. Hacen eso, y luego ya no pueden arrastrar las redes para tantos peces. “El discípulo a quien Jesús amaba le habló y dijo a Pedro”: “El Señor es”. Entonces cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, la cintura envolvió con su manto y saltó al agua. Los otros discípulos recogieron sus redes de pesca y abordaron un bote que estaba cerca de tierra, a más de 100 metros de distancia. Tan pronto como saltaron a tierra, vieron brasas con pescado y pan. Jesús les dijo: “Traigan algunos peces que acaban de pescar”.
Simón Pedro a la barca subió y arrastró el gran pez hasta hacia la orilla en la red. Ciento cincuenta con tres, aunque eran muchos, lo que es la red no se rompió. Entonces Jesús les dijo: “Venid a comer”. pero ninguno de los discípulos se atrevió a hablarle y preguntarle: “¿Quién eres?”, porque ya sabían que era el Señor. Jesús vino y le dio pan y pescado. Es la tercera ocasión en que Jesús se les aparece a lo que son sus discípulos después de su resurrección de entre los que están muertos.
Reflexión del evangelio de hoy:
En el Evangelio de Juan se nos relata la aparición de Jesús a sus discípulos junto al lago de Tiberíades. Después de la resurrección, Jesús se hace presente nuevamente entre ellos y los invita a pescar. A pesar de que se esforzaron durante toda la noche, no lograron pescar nada. Sin embargo, cuando Jesús les dice que echen la red a la derecha de la barca, encuentran una gran cantidad de peces.
Es interesante notar la reacción de los discípulos cuando se dan cuenta de que quien les había dado la orden de pescar era el Señor. Simón Pedro, quien siempre fue impulsivo, se arroja al agua para acercarse a él, mientras que los demás se acercan en la barca, arrastrando la red llena de peces. Una vez en tierra, Jesús les ofrece pan y pescado, y los discípulos comen con él.
Este episodio es significativo porque nos muestra la relación entre Jesús y sus discípulos. A pesar de la incredulidad y el miedo que habían experimentado después de la crucifixión, Jesús se hace presente de manera cercana y amorosa. Además, nos muestra que la presencia de Jesús es capaz de transformar una situación de fracaso y frustración en una de éxito y abundancia.
Finalmente, es importante destacar que esta es la tercera vez que Jesús se aparece a sus discípulos después de la resurrección. Esto nos indica que la presencia de Jesús entre nosotros no es solo un evento del pasado, sino que es una realidad viva y presente en nuestra vida diaria. Como los discípulos, también nosotros podemos encontrar a Jesús en los momentos más cotidianos de nuestra vida y experimentar su presencia y amor en nuestra vida.
