Lecturas de hoy 16 de junio 2023.
Primera lectura de hoy del libro del Deuteronomio 7, 6-11′.
Moisés dijo al pueblo: Vosotros sois pueblo santo del Señor vuestro Dios; El Señor tu Dios te ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para que seas su heredero. Si el Señor te amó y te escogió, no fue porque eras más que los demás porque eras el más pequeño, sino que por puro amor hacia ti y cumpliendo la promesa que hizo a tus padres, te dio su Trae Señor. Egipto con mano fuerte y líbrate de la casa de la servidumbre, del faraón rey de Egipto.
Por tanto, conoce que el Señor quien es tu Dios es Dios, él es un Dios quien es fiel, en compasión y unidad con los que en verdad lo aman y guardan sus preceptos, de generación en generación por mil. Pero castigó a los que lo odiaban y acabó con él. La espera no es larga; el que lo odia lo castiga cara a cara. Por tanto, observad las reglas, órdenes y decretos que os ordeno observar hoy.
Salmo responsorial de hoy 102. La misericordia del Señor es para siempre para los que le temen.
Bendice, alma mía, al Señor,
a su santo nombre y todo mi ser.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
La misericordia del Señor es para siempre para los que le temen.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
el rescata tu vida de la fosa
y de gracia y te colme de ternura.
La misericordia del Señor es para siempre para los que le temen.
El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y a los hijos de Israel sus hazañas.
La misericordia del Señor es para siempre para los que le temen.
El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la rabia y rico en indulgencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Segunda lectura de hoy de la primera carta del apóstol san ‘Juan 4, 7-16’.
Hermanos amados, ‘amémonos los unos con los otros, porque el amor proviene de Dios’, ‘y todo aquel que ama ha nacido de Dios y sabe de Dios’. Y aquel que no ama no sabe de Dios, porque Dios es amor. Aquí se manifiesta el amor de Dios por todos nosotros: Dios envió a su único hijo al mundo para que vivamos para él. En esto consiste el amor: no en que amemos a Dios, sino en que él nos ame y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.
Queridos hermanos, si Dios nos ama tanto, también debemos amarnos los unos a los otros. Nadie ha visto nunca a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios habita en nosotros y su amor alcanza su plenitud en nosotros. En esto sabemos que permanecemos en Él y El en nosotros. Él nos dio Su Espíritu. Hemos visto y testificado que el Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo. Quien confiesa que Jesús es el Hijo de Dios, Dios vive en él y él vive en Dios. Conocemos y confiamos en el amor de Dios por nosotros. Dios es amor, ‘y quien continúa en el amor permanecerá en Dios’, ‘y Dios permanecerá en él’.
Lectura del santo Evangelio según san ‘Mateo 11, 25-30’.
En ese momento habló y dijo Jesús: ‘Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y también de la tierra’, porque tu has ocultado estas cosas de los que son sabios y entendidos y se las has revelado a los que son niños. Sí, padre, tú crees que sí. Todas las cosas me han sido dadas por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquellos que el Hijo le revelará.
Venid hacia mí todos aquellos que estáis trabajados y también cargados, y yo los aligerare las cargas. Lleven mi yugo sobre ustedes y aprended de mí, que manso yo soy y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga.
Reflexión sobre el Evangelio según san Mateo 11, 25-30:
En este pasaje del Evangelio, Jesús nos revela una verdad profunda y reconfortante. En primer lugar, nos muestra que las cosas de Dios no son necesariamente comprendidas por aquellos que se consideran sabios y entendidos según los estándares del mundo. Jesús agradece al Padre por esconder estas cosas a los supuestos sabios y revelarlas a los pequeños, a aquellos que tienen un corazón abierto y humilde para recibir la sabiduría divina.
Esta enseñanza nos invita a reflexionar sobre la importancia de la humildad en nuestra relación con Dios. A menudo, podemos caer en la tentación de confiar en nuestros propios conocimientos y habilidades, creyendo que tenemos el control de nuestras vidas y que podemos comprender plenamente los misterios de Dios. Sin embargo, Jesús nos muestra que es precisamente cuando reconocemos nuestra pequeñez y dependencia de Dios que estamos abiertos a recibir su revelación y experimentar su amor y misericordia en nuestras vidas.
Jesús continúa diciendo: “Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré”. Estas palabras son un llamado de amor y compasión para todos aquellos que llevan una carga pesada, ya sea física, emocional o espiritual. Jesús nos invita a acercarnos a Él con nuestras preocupaciones, fatigas y aflicciones, prometiéndonos alivio y descanso.
Al aceptar el yugo de Jesús, es decir, al seguir su ejemplo y aprender de Él, encontraremos descanso para nuestras almas. Jesús nos muestra que su yugo es llevadero y su carga ligera, en contraste con los pesados fardos que a menudo llevamos en nuestras vidas. Él nos enseña a confiar en su amor y a seguir sus enseñanzas, que nos conducen por caminos de paz y plenitud.
Que estas palabras de Jesús nos inspiren a buscar la humildad, a confiar en Dios en medio de nuestras dificultades y a acercarnos a Jesús para encontrar verdadero descanso y alivio. Que aprendamos de su ejemplo de mansedumbre y humildad, y que encontremos en Él la paz que tanto anhelamos para nuestras vidas. Amén.