Tercera Semana de Pascua:
Lecturas de hoy 19 de abril 2024.
Primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los ‘apóstoles 9, 1-20’.
En aquellos días, Saulo todavía amenazaba con matar a los discípulos del Señor, entonces fue al sumo sacerdote y le pidió cartas para las iglesias de Damasco que le permitieran traer cautivos a Jerusalén, a todos los hombres y mujeres que seguirían el Camino. Pero cuando se acercaba a Damasco, de repente una luz del cielo brilló sobre él. Cayó al suelo y escucho una voz que le decía: ‘Saulo, Saulo’, ¿Por qué es que me persigues? Él preguntó: Señor, ¿Quién eres tú? La respuesta fue: ‘Yo soy Jesús a quien ustedes persiguen’. ponerse de pie.
“Ve a la ciudad y allí te dirán qué hacer”. En cuanto a los que estaban con él, se detuvieron atónitos y guardaron silencio, porque oían voces pero no veían a nadie. Entonces Saúl se levantó del suelo, tenía los ojos abiertos, pero no podía ver nada. Entonces lo llevaron de la mano a Damasco, y allí permaneció ciego durante tres días, sin comer ni beber. Había un discípulo en Damasco llamado Ananías. El Señor se apareció y dijo: “Ananías”. Él respondió: “Aquí estoy, Señor. » Entonces le dijo el Señor: ‘Ve hacia la calle principal y a la morada de Judas, y buscad a un hombre orante de nombre Saulo, de Tarso.
Y Saulo tuvo una visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las manos hasta que recobraba la vista. Respondió Ananías: ‘Señor, he escuchado bastante sobre este hombre y todo el mal que ha cometido a tu pueblo fiel en la ciudad de Jerusalén. Y que los principales sacerdotes autoricen el arresto de todo el que invoque tu nombre”. Pero Jehová le dijo: “Está bien. Ve, porque yo lo he elegido para que sea mi instrumento, para que me dé a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. “Le mostraré cuánto sufrirá por mi culpa”.
Entonces vino Ananías y entró en la casa y puso sus manos sobre Saulo y dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para devolverte la vista y llenarte del Espíritu Santo. Y de inmediatamente, lo que parecían que eran escamas empezaron a caer de sus ojos y entonces recuperó la vista. Entonces se levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Permaneció algunos días con los discípulos en Damasco y comenzó a predicar en las sinagogas, confirmando que Jesús es el Hijo de Dios.
Salmo responsorial de hoy. 116, 1. 2. Vayan al mundo entero y predicad el Evangelio.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Vayan al mundo entero y predicad el Evangelio.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Juan 6, 52-59’.
En ese tiempo, se pusieron a discutir los judíos entre sí: ¿Cómo puede éste hombre darnos a comer su carne? Entonces les dijo Jesús: De cierto os digo que si la carne del Hijo del Hombre no coméis y tampoco no bebéis su sangre, no podréis tener vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y el último día yo lo resucitaré. ‘Mi cuerpo es verdadera comida’ y ‘mi sangre es verdadera bebida’.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Así como el Padre que me envió tiene vida, y yo vivo por él, así el que me come vivirá por mí. Es el pan que bajó del cielo. No fue como el maná que comieron sus padres porque murieron. El que de este pan coma vivirá por siempre. Esto dijo Jesús mientras enseñaba en la sinagoga de Cafarnaúm.
Reflexión del evangelio de Juan 6, 52-59:
La lectura del Evangelio de Juan nos presenta un diálogo entre Jesús y los judíos que generó gran controversia. Jesús les habla en términos simbólicos sobre la necesidad de comer su carne y beber su sangre para tener vida eterna. Esta enseñanza puede parecer difícil de entender, incluso para aquellos que estaban presentes en ese momento.
Sin embargo, Jesús está invitando a una comunión profunda con Él, una comunión que va más allá de lo físico y alcanza lo espiritual. Al referirse a su carne como verdadera comida y su sangre como verdadera bebida, Jesús está hablando de una entrega total de sí mismo para nutrir nuestras almas.
La lectura del Evangelio de Juan ofrece una oportunidad para explorar la profundidad espiritual del mensaje de Jesús y cómo este puede resonar en nuestras vidas hoy en día. Al enfocarse en la relevancia y la significancia de estas palabras para la fe cristiana, se puede ofrecer una perspectiva valiosa que resuene con aquellos que buscan una comprensión más profunda de su fe.