XXVI semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 2 de octubre 2023.
Primera lectura de hoy de la profecía de ‘Zacarías 8, 1-8’.
La palabra del Señor me habló Zacarías en aquellos días: “Así dice el Señor de los ejércitos: ‘Tengo un amor ardiente y ferviente a Sion, y este ferviente amor me ha llevado.’ Dijo esto el Señor Todopoderoso: ‘Regresare a Sión y habitaré en el pueblo de Jerusalén’. Jerusalén será llamada pueblo fiel, y el monte del Señor de los ejércitos será llamado monte santo. Entonces dice el Señor de los ejércitos: Otra vez ancianos y ancianas se sentarán en las calles de Jerusalén, porque ya son viejos, cada uno con una muleta en la mano, y las plazas de la ciudad se llenarán de niños y niñas.
Juega en él. Y dijo esto el Señor Todopoderoso: ‘Aunque a los sobrevivientes de este pueblo les parezca imposible’, ¿Y es acaso imposible para mí? Dijo esto el Señor Todopoderoso: ‘Liberaré a mi pueblo de los que son las naciones del oriente y también del occidente y los dejaré habitar en Jerusalén. Él será mi pueblo y yo seré su Dios, lleno de fidelidad y de justicia.
Salmo responsorial de hoy 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23. El Señor reconstruyó Sion, y en su gloria apareció.
Los gentiles temerán tu nombre,
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se regresa a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones.
El Señor reconstruyó Sion, y en su gloria apareció.
Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será echo alabará al Señor.
Que el Señor ha visto desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha observado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte.
El Señor reconstruyó Sion, y en su gloria apareció.
Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia,
para anunciar en el pueblo de Sion el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor.
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 18, 1-5. 10’.
En cierta vez los discípulos se aproximaron a Jesús y le preguntaron: ‘¿Quién es el mas inmenso en el reino de los cielos?’ Jesús llamó a un niño, lo puso entre ellos y les dijo: De cierto, de cierto os digo, que si no os cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Y tan pequeño como un niño, es el más inmenso en el reino de los cielos. Quien reciba a un niño así en mi nombre, a mí me recibe. Mirad que no despreciéis a ninguno de estos pequeños, porque os digo que siempre ven el rostro de mi Padre que está en los cielos, por sus ángeles en el cielo.
Reflexión sobre Mateo 18:1-5, 10 – La Importancia de la Humildad y la Acogida
En este pasaje del Evangelio según Mateo, Jesús nos brinda una lección atemporal sobre la humildad y la importancia de acoger a los más pequeños. Cuando los discípulos le preguntan quién es el más grande en el Reino de los Cielos, Jesús responde de manera sorprendente. En lugar de señalar a un líder carismático o un sabio erudito, llama a un niño y lo coloca en medio de ellos.
La lección es clara: para entrar en el Reino de los Cielos, debemos cambiar y volvernos como niños. La humildad, la sencillez y la pureza de corazón son virtudes esenciales. Al hacerse pequeño como un niño, uno alcanza la grandeza espiritual.
Jesús también destaca la importancia de recibir a los pequeños en su nombre. Esto no solo se refiere a los niños físicamente, sino a aquellos que son frágiles, vulnerables o necesitados. El acto de cuidar a los demás es un acto de amor hacia Cristo.
Finalmente, Jesús advierte contra el desprecio hacia los pequeños, recordándonos que sus ángeles en el cielo están siempre en la presencia de Dios. Este pasaje nos insta a tratar a todos con amor y respeto, reconociendo la divinidad en cada ser humano.
En resumen, Mateo 18:1-5, 10 nos llama a la humildad, la acogida y el amor incondicional hacia los demás, recordándonos que la grandeza espiritual radica en ser como un niño en espíritu. Esta enseñanza perdura como un faro de sabiduría y compasión en nuestras vidas. Les dejamos en la compañía de una linda alabanza…