Séptima semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 20 de mayo 2024.
Primera lectura de hoy de la carta del libro del ‘Génesis 3, 9-15. 20’.
Y le dijo el Señor Dios a Adán al llamarlo: “¿Dónde estás? Él respondió: “Escuché tu ruido en el jardín y me asusté porque estaba desnudo, así que me escondí”. Respondió el Señor Dios: ‘¿Quién te a dicho que estabas desnudo?’ ¿Comiste la fruta que te prohibí comer? Adán dijo: La mujer que me hizo tu amigo me dio una fruta y la comí. Entonces el Señor Dios preguntó a la mujer: ¿Qué hiciste? Respondió la mujer: ‘La serpiente me sedujo y me la comí’.
Entonces dijo el Señor Dios a la serpiente: Por haber cometido esto, serás maldita entre todos los animales y también entre todas las bestias del campo. Te arrastrarás boca abajo y comerás tierra toda tu vida. He puesto enemistad entre tú y la mujer, entre tu descendencia y la de ella. “Te aplastará la cabeza cuando le des una patada en el talón”. ‘Adán llamó a su mujer Eva’, por ser la madre de todo ser viviente.
Salmo responsorial de hoy 86, 1-2.3 y 5. 6-7. ¡Qué proclama tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Él la ha cimentado encima el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti,
ciudad de Dios!
¡Qué proclama tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado».
¡Qué proclama tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
El Señor apuntará en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
¡Qué proclama tan glorioso para ti, ciudad de Dios!
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti».
Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san ‘Juan 19, 25-34’.
Junto a la cruz de Jesús está su madre y la hermana de su madre, María, hermana de Cleofás y María Magdalena. Jesús vio a su madre y junto a ella estaba el discípulo a quien amaba, y le dijo a su madre: “Mujer, éste es tu hijo”. Luego le dijo a su alumno: Ésta es tu madre. A partir de ese momento el discípulo lo aceptó como suyo. Entonces Jesús vio que todo se había cumplido para que se cumplieran las Escrituras, y dijo: “Tengo sed”. » Hay un frasco lleno de vinagre. Luego pusieron una esponja empapada en vinagre en el bastón de oración y se lo llevaron a la boca. cuando el vinagre tomó, dijo: ‘Está cumplido’.
He, inclinando la cabeza, entregó el espíritu. Entonces los judíos, ‘como ya era el día de la Preparación’, para que el sábado no se permanecieran los cuerpos en la cruz, porque ese sábado era un día inmenso, a Pilato pidieron que les rompieran las piernas y que los quitara junto a él; pero entonces al llegar a Jesús, observando que ya había muerto, no le rompieron las piernas, ‘sino que uno de los soldados’, con la lanza que llevaba, le traspasó el costado, y al instante salió sangre y agua.
Reflexión sobre el Evangelio según San Juan 19, 25-34:
En el pasaje del Evangelio según San Juan 19, 25-34, se nos presenta un momento profundamente conmovedor y crucial en la pasión de Cristo. Este fragmento no sólo relata el sufrimiento y la muerte de Jesús, sino que también resalta la importancia de la fe, el amor y la compasión en momentos de extremo dolor y sacrificio.
La Presencia de las Mujeres Fieles
El pasaje comienza mencionando a las mujeres que estuvieron presentes junto a la cruz: María, la madre de Jesús, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María Magdalena. La presencia de estas mujeres, especialmente en un momento tan doloroso, simboliza la fidelidad y el amor incondicional. Nos recuerda la importancia de permanecer al lado de nuestros seres queridos en sus momentos de mayor necesidad, mostrando solidaridad y apoyo.
La Entrega de María al Discípulo Amado
Cuando Jesús, en su agonía, ve a su madre y al discípulo al que amaba, realiza un acto de inmenso amor y preocupación. Dice a María: «Mujer, ahí tienes a tu hijo» y al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Con estas palabras, Jesús no solo asegura que su madre será cuidada, sino que también establece una nueva relación basada en el amor y el cuidado mutuo. Este gesto nos invita a considerar la importancia de formar comunidades de apoyo, donde nos cuidemos unos a otros como hermanos y hermanas en la fe.
El Cumplimiento de la Escritura
Jesús, consciente de que todo se había cumplido, pronuncia las palabras «Tengo sed». Esta expresión, cargada de simbolismo, cumple con las profecías del Antiguo Testamento y subraya su humanidad. La respuesta de los soldados, ofreciéndole vinagre, es una muestra de la crueldad que sufrió, pero también prepara el terreno para su declaración final: «Está cumplido». Con esto, Jesús señala que su misión en la Tierra ha sido completada, abriendo el camino para la redención de la humanidad.
La Muerte de Jesús y el Significado del Agua y la Sangre
La narración culmina con la muerte de Jesús y el detalle del soldado que le traspasa el costado con una lanza, de donde brotan sangre y agua. Este acto, además de cumplir con la profecía de que no se le quebrarían los huesos, tiene un profundo significado teológico. La sangre y el agua que fluyen del costado de Jesús son símbolos de los sacramentos de la Eucaristía y el Bautismo, pilares fundamentales de la fe cristiana.
Reflexión Final
El Evangelio según San Juan 19, 25-34, nos invita a una profunda reflexión sobre el sacrificio de Jesús y el inmenso amor que mostró hasta su último aliento. Este pasaje es una llamada a la fe, a la compasión y a la comunidad. Nos recuerda que, en medio del sufrimiento y la adversidad, debemos mantenernos fieles, apoyarnos mutuamente y confiar en el cumplimiento de la voluntad divina. La muerte de Jesús no es el final, sino el cumplimiento de una promesa de salvación y vida eterna para todos los creyentes.