Lecturas de hoy 23 de junio 2023.
Primera lectura de hoy de la segunda carta del apóstol san Pablo a los ‘Corintios 11,18.21b-30’.
Hermanos: Como otros se glorían en las cosas humanas, así yo me gloriaré en las cosas humanas. Porque no importa de lo que otros se jacten, incluso si lo que digo es estúpido, puedo presumir. ¿Se consideran judíos? Yo también. ¿Qué israelíes son? Yo también. ¿Quiénes son los descendientes de Abrahán? Yo también. ¿De qué le sirven a Cristo?
Es una locura decirlo, pero yo le serví más: los golpeé disfrazados y en la cárcel, los golpeé fuerte y me arriesgué a morir. Los judíos me dieron treinta y nueve latigazos cinco veces. Me golpearon tres veces más con palos y una vez con piedras. He naufragado tres veces, perdido un día y una noche en el mar. He viajado constantemente, me he visto en peligro entre ríos y ladrones.
Peligro de mi raza y paganos; peligro en la ciudad, en el desierto, en el mar, entre falsos hermanos. Estoy terriblemente cansada, he pasado muchas noches sin dormir, con hambre y sed, días sin comer y con frío. Además de estas y otras cosas, cada día me agobia la preocupación por todos los grupos cristianos. ¿Quién está enfermo sin mi enfermedad? ¿Quién es pecaminoso sin mí, en lugar de consumirme dolorosamente? Hablando de fanfarronear, estoy orgulloso de mis debilidades.
Salmo responsorial de hoy 33,2-3.4-5.6-7. De sus angustias Dios libra a los justos.
Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloria en el Señor:
que los pobres lo oigan y se alegren.
De sus angustias Dios libra a los justos.
Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias.
De sus angustias Dios libra a los justos.
Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
Si el afligido invoca al Señor,
él lo oye y lo salva de sus angustias.
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 6, 19-23’.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y el añublo comen, y los ladrones rompen las paredes y roban. Almacenen tesoros en el cielo, donde ni la polilla, ni el añublo, ni los ladrones penetran. Atraviesa las paredes y roba, porque ¿Dónde está tu tesoro?» , tu corazón también estará allí. Tus ojos son la luz de tu cuerpo, así que si tus ojos están sanos, habrá luz en todo tu cuerpo. Pero si tienes ojos enfermos, todo el cuerpo se vuelve negro. ¡Cuán oscuras serán vuestras propias tinieblas, si lo que debería ser luz en vosotros no es más que tinieblas!
Reflexión de la lectura del Santo Evangelio según san Mateo 6, 19-23:
Este pasaje nos presenta las enseñanzas de Jesús a sus discípulos sobre la acumulación de tesoros en la tierra y en el cielo. Jesús les advierte que no deben acumular tesoros en la tierra, donde pueden ser destruidos por la polilla, el moho o robados por ladrones. En cambio, les anima a acumular tesoros en el cielo, donde no existen tales amenazas, porque donde esté su tesoro, estará también su corazón.
En este pasaje, Jesús nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades y cómo manejamos nuestras posesiones materiales. Nos insta a no aferrarnos a las riquezas terrenales, ya que son temporales y perecederas. En cambio, debemos buscar tesoros eternos que tienen valor en el Reino de los Cielos.
Esta enseñanza nos recuerda la importancia de centrar nuestra atención en lo trascendental y espiritual en lugar de buscar la satisfacción y seguridad en los bienes materiales. Nuestro corazón y nuestra dedicación deben estar dirigidos hacia lo que es eterno y nos acerca a Dios. La acumulación excesiva de riquezas terrenales puede nublar nuestra visión y oscurecer nuestra vida espiritual.
Jesús también utiliza la metáfora de los ojos como la luz del cuerpo. Nos dice que si nuestros ojos están sanos, todo nuestro cuerpo estará lleno de luz. Aquí, Jesús se refiere a la importancia de tener una perspectiva espiritual clara y libre de malicia. Si nuestros ojos están enfocados en la verdad y la bondad, nuestras acciones y actitudes reflejarán esa luz interior. Sin embargo, si nuestros ojos están enfermos, llenos de maldad o codicia, nuestra vida estará llena de oscuridad.
En resumen, esta lectura nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades, la manera en que gestionamos nuestros recursos y cómo enfocamos nuestra visión espiritual. Debemos recordar que las posesiones materiales son efímeras y que nuestro verdadero tesoro radica en lo espiritual y eterno. Al mantener nuestros ojos y corazón centrados en Dios y en las cosas del cielo, encontraremos la verdadera luz que ilumina nuestra vida y nos aleja de la oscuridad de la codicia y la materialidad superficial.