Homilía de Semana Santa
Lecturas de hoy 28 de marzo 2024.
Primera lectura de hoy del libro del ‘Éxodo 12, 1-8. 11-14’.
En esos días el Señor dijo a Aarón y a Moisés en la tierra de Egipto: ‘Este mes será para vosotros el primero del mes y también del año nuevo’. Y decid a toda la comunidad de Israel: “El día diez de este mes tomará cada uno de vosotros un cordero para cada casa, uno para cada casa. Si su familia es demasiado pequeña para comer, trabaje con sus vecinos para elegir un cordero que coincida con la cantidad de personas y la cantidad de comida que cada uno puede comer. Es un animal sin defecto, sea macho, de un año, de un cordero o de un año.
Lo guardan hasta el día catorce del mes, cuando toda la congregación de los hijos de Israel le ofrece sacrificios al ponerse el sol. Y toman la sangre y la rocían sobre los dos postes y el dintel superior de la casa donde comen el cordero. Esa noche comieron carne asada al fuego. Y comen panes sin levadura y hierbas amargas. Comen, pues, así: con los lomos atados, las sandalias en los pies, un bastón en la mano, y comen rápidamente, porque es la Pascua, que significa el viaje del Señor.
Y por la tierra de Egipto yo pasaré esa noche y lesionare a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el hombre y también al ganado. Yo, el Señor, castigo a todos los dioses de Egipto. La sangre os servirá de señal en los hogares en que vivís. Cuando la sangre vea, pasaré de largo, y entre vosotros no habrá plaga de destrucción cuando yo lastime la tierra de Egipto. Este día será para vosotros un memorial y lo celebraréis como fiesta para la gloria del Señor. De generación en generación celebrarán esta festividad como una fiesta eterna.
Salmo responsorial de hoy 115, 12-13. 15-16. 17-18. El cáliz de la consagración es comunión de la sangre de Cristo.
¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.
El cáliz de la consagración es comunión de la sangre de Cristo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.
El cáliz de la consagración es comunión de la sangre de Cristo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Segunda lectura de hoy de la primera carta del apóstol san Pablo a los ‘Corintios 11, 23-26’.
Hermanos: Yo he obtenido del Señor lo mismo que yo os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en el que iba a ser entregado, con sus manos tomó pan, ‘y la acción de gracias pronunció, lo partió y dijo’: ‘Esto es mi cuerpo’, ‘que se entrega por vosotros’. ‘Haced esto en conmemoración mía’. De igual manera hizo con el cáliz luego de cenar, diciendo: ‘Este cáliz es la nueva alianza que se sellada con mi sangre’. ‘Hagan esto en conmemoración mía siempre que bebáis de él’. Por eso, cada vez que vosotros comen de este pan y bebáis de este cáliz, proclaman la muerte del Señor, hasta que regrese.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Juan 13, 1-15’.
Antes de la Pascua, Jesús supo que había llegado el momento de dejar este mundo y regresar al Padre. Amaba a su propio pueblo en el mundo, por eso los amó hasta el fin. Durante la comida, cuando el diablo puso en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, la intención de traicionarlo, Jesús supo que el Padre había confiado todo en sus manos y supo que se había ido de Él y que volvería.
Se levantó de la mesa, se quitó el abrigo y se envolvió en la servilleta; Luego echó agua en un lebrillo y comenzó a lavar los pies de sus discípulos y a secarlos con la toalla que llevaba envuelta. Y cuando llegó a Simón Pedro, le dijo: Señor, ¿vas a lavarme los pies? » Jesús respondió: “No entiendes ahora lo que hago, pero lo entenderás más tarde. » Pedro le dijo: “Nunca me lavarás los pies”. » Jesús respondió: “Si no os lavo, no tendréis parte conmigo”. » Simón Pedro le dijo: “Maestro, en este caso no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.
Jesús dijo: “El que se lava no tiene más remedio que lavarse los pies, porque todo su cuerpo quedará limpio”. Y eres puro, aunque no lo seas todo. Cómo sabía claramente quién lo traicionaría, dijo: “Todos son inmundos”. Cuando de lavarles los pies a cabo, su manto se puso nuevamente, luego regresó a la mesa y les dijo: ‘¿Comprenden lo que os he hecho ahora?’ Maestro y Señor me llamáis, y lo dicen bien, porque yo soy. Si yo, su Maestro y Señor, yo les he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Te di un ejemplo, para que lo que yo hice por ti, tú puedas hacer lo mismo.
Reflexión sobre el Evangelio según San Juan 13, 1-15:
El pasaje del Evangelio de San Juan 13, 1-15 nos presenta una de las enseñanzas más profundas de Jesús: el servicio humilde y desinteresado. Este acto de lavar los pies de sus discípulos, un trabajo reservado para los sirvientes, es una demostración de amor y humildad que Jesús quiere que sus seguidores emulen.
Jesús, sabiendo que su tiempo en la tierra estaba llegando a su fin, eligió pasar sus últimas horas con aquellos a quienes amaba. En medio de la cena, se levantó y comenzó a lavar los pies de sus discípulos, un acto que dejó a muchos de ellos desconcertados. Simón Pedro, en particular, se resistió, pero Jesús insistió, explicando que este acto de servicio era esencial para su relación con él.
Este pasaje nos recuerda que, como seguidores de Jesús, estamos llamados a servir a los demás con humildad y amor. No importa nuestro estatus o posición, debemos estar dispuestos a realizar los actos más humildes de servicio. Al hacerlo, no sólo seguimos el ejemplo de Jesús, sino que también nos unimos más estrechamente a él.
En resumen, el Evangelio de San Juan 13, 1-15 nos ofrece una poderosa lección sobre el amor y el servicio. Nos desafía a seguir el ejemplo de Jesús y a buscar maneras de servir a los demás en nuestra vida diaria. Al hacerlo, nos acercamos más a Jesús y vivimos más plenamente el Evangelio.