Octava semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 31 de mayo 2024.
Primera lectura de hoy carta del apóstol san Pablo a los ‘Romanos 12, 9-16’.
Hermanos: Que vuestra caridad sea pura. Odia el mal y preserva el bien. Amémonos de verdad unos a otros; que cada uno valore a los demás más que a sí mismo; Durante las operaciones, no sea descuidado; En el espíritu, sed entusiastas y adorad siempre a Dios. Espero que estéis contentos con la esperanza; Mantente firme en la angustia y ora diligentemente. Participar en las necesidades de los santos. Practica la hospitalidad. Bendice a los que te persiguen. Bendice, sí, no maldigas. Regocíjate con los felices. Llora con los que lloran. Sed considerados y trataos como iguales, sin ser arrogantes, pero ponos al mismo nivel que las personas humildes.
Salmo responsorial de hoy 12, 2-3. 4bcd. 5-6. Qué vasto es en medio de ti el Santo de Israel.
Él es mi Señor y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi fortaleza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.
Qué vasto es en medio de ti el Santo de Israel.
«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso».
Qué vasto es en medio de ti el Santo de Israel.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
porque es vasto en medio de ti el Santo de Israel.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 1, 39-56’.
En aquellos días María se levantó y se apresuró a subir la montaña a una ciudad de Judá. Entonces ingreso en la morada de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que cuando Isabel oyó el saludo de María, y en su vientre el niño saltó. Isabel quedó llena del Espíritu Santo y alzó la voz y gritó: ‘¡Bendita eres tú entre las mujeres’, ‘y bendito es el fruto de tu vientre!’ ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor me visite? Bueno, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, el bebé en mi vientre saltó de alegría. Bienaventurados los que creen, porque se cumplirá lo que el Señor os dijo.
Dijo Maria: ‘Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque ha observado la humillación de su sierva. Desde ahora todas las generaciones me felicitarán, porque el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por mí: “Santo es su nombre y su misericordia de generación en generación. El que hace maravillas con su brazo: Suprime la soberbia: “Humilla al fuerte y enaltece al humilde; da bien al hambriento; envía al rico vacío; Ayuda a tu siervo Israel, acordándote de la misericordia que hablaste a nuestros padres para con Abraham y su descendencia para siempre. María permaneció con Isabel durante unos tres meses y luego regresó a su casa.
Reflexión sobre el Evangelio según San Lucas 1, 39-56:
En la lectura del evangelio según San Lucas 1, 39-56, se destaca la visita de María a Isabel, un momento profundamente significativo que revela la humildad, fe y alegría en la promesa de Dios. Este pasaje nos invita a reflexionar sobre varios aspectos esenciales de la fe cristiana.
María, a pesar de su condición, se levantó y fue de prisa a la montaña para visitar a Isabel. Este acto de servicio y amor hacia su prima nos muestra la importancia de la solidaridad y el apoyo mutuo en momentos de necesidad. Al llegar, el saludo de María llena a Isabel del Espíritu Santo y hace que el niño en su vientre salte de alegría. Este evento subraya la presencia divina y la bendición que lleva María en su seno.
Isabel reconoce la grandeza de María y la bendición del fruto de su vientre, proclamando su humildad ante la madre del Señor. La respuesta de María, conocida como el Magnificat, es un canto de alabanza a Dios, que muestra su gratitud y reconocimiento de la grandeza y misericordia divina. Ella celebra la justicia de Dios, que exalta a los humildes y llena de bienes a los hambrientos.
Este pasaje es un recordatorio poderoso de la fe en las promesas de Dios y la importancia de la humildad y el servicio a los demás. María y su canto nos inspiran a confiar en la bondad y justicia divina, y a vivir con gratitud y alabanza en nuestro corazón.