XII semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 5 de julio 2023.
Primera lectura de hoy del libro del ‘Génesis 21,5.8-20’.
Tenía cien años Abraham cuando nació Isaac su hijo. El niño es adulto y destetado. En ese día, Abraham celebró una gran fiesta. Sara vio a la egipcia Agar, el hijo de Abraham, jugando con su hijo Isaac, y le dijo: “Deja ir a la esclava y a su hijo, porque el hijo de la esclava no compartirá la herencia con mi hijo Isaac”. Abraham estaba muy molesto porque era su hijo, pero Dios lo consoló, diciendo:
“No estés triste por el niño ni por tu siervo. Escucha lo que te dice Sarah porque Isaac seguirá tu línea. Aunque haré del hijo de la sierva una gran nación, porque es tu pariente.” Se levantó Abraham muy temprano por la mañana, ‘tomó un pan y también un odre de agua’, lo puso sobre los hombros de Agar, el niño le dio y la despidió. Ella se va y vaga por el desierto de Beerseba. Cuando el agua se acabó, Agar dejó al niño debajo de los arbustos, se acercó y se sentó a un tiro de piedra, diciendo: “No veré morir al niño”.
Entonces el niño comenzó a llorar, y Dios ha oído el llanto de los niños allí. Llamó a Agar El ángel de Dios desde el cielo y le dijo: ‘Agar, ¿Qué te sucede? No tengas miedo, porque Dios ha escuchado las lagrimas de los niños allí. Levántate, toma al niño y toma su mano, porque yo haré de él una gran nación. Entonces Dios abrió sus ojos y vio agua en el pozo. Se dirigió a rellenar el odre y entonces le dio de tomar al niño. Dios ayude al niño, creció, vivió en el desierto y se convirtió en un gran arquero.
Salmo responsorial de hoy 33. El apenado invocó al Señor, y él lo escuchó.
El afligido invocó al Señor,
él lo oyó y lo salvó de sus angustias.
El ángel del Señor se resguarda en torno a quienes lo temen y los protege.
El apenado invocó al Señor, y él lo escuchó.
Todos sus santos, temed al Señor,
porque a los que le temen de nada carecen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
no carecen de nada los que buscan al Señor.
El apenado invocó al Señor, y él lo escuchó.
Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad?
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 8, 28-34’.
En ese tiempo, cuando desembarcó Jesús en la tierra de los gadarenos al otro lado del lago, dos hombres endemoniados salieron de sus tumbas para encontrarlo. Son tan salvajes que nadie se atreve a ir por ese camino. El hombre endemoniado clamó a Jesús: ‘Hijo de Dios, ¿qué quieres de nosotros?’ ‘¿Has venido para atormentarnos hacia aquí antes del tiempo señalado?’ no tan lejos de ahí estaba una gran manada de cerdos estaban comiendo.
El demonio le rogó a Jesús: “Si nos vas a echar, mándanos a esos cerdos”. Él respondió: “Está bien”. Entonces el demonio salió del hombre y entró en la manada de cerdos, y toda la manada se arrojó por el acantilado al lago, donde se ahogaron. Los que cuidaban los cerdos huyeron a la ciudad para informar de todos estos hechos y de lo que le había pasado al demonio. Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y le suplicaron que saliera de sus límites cuando lo vieran.
Reflexión sobre el Evangelio de Mateo 8, 28-34: Liberación y rechazo:
En este pasaje del Evangelio, se nos relata el encuentro de Jesús con dos endemoniados en la tierra de los gadarenos. Estos hombres, poseídos por espíritus malignos, eran tan feroces que nadie se atrevía a pasar por su camino. Desde el momento en que ven a Jesús, los endemoniados reconocen su poder divino y le preguntan si ha venido a atormentarlos antes de tiempo.
La respuesta de Jesús a la súplica de los demonios es sorprendente. En las cercanías se encontraba una piara de cerdos, y los espíritus malignos le piden a Jesús que les permita entrar en ellos. Jesús accede y los demonios abandonan a los hombres para poseer a los cerdos, los cuales, en un acto frenético, se precipitan al lago y mueren ahogados.
Este pasaje nos muestra la autoridad de Jesús sobre los espíritus malignos y su poder para liberar a aquellos que están bajo su influencia. Nos invita a reflexionar sobre la existencia del mal en el mundo y cómo Jesús puede intervenir para liberarnos de sus garras.
Sin embargo, la reacción de la gente de la ciudad es desconcertante. En lugar de reconocer el poder divino de Jesús y la liberación de los endemoniados, le piden que se vaya de su territorio. Parece que el miedo o la incomodidad ante lo desconocido prevalecen sobre el asombro y la gratitud por la acción de Dios en sus vidas.
Esta actitud nos lleva a reflexionar sobre nuestra propia disposición ante Jesús. ¿Estamos abiertos a recibir su liberación y su acción transformadora en nuestras vidas? ¿O preferimos rechazarlo por temor a lo desconocido? A veces, el miedo a abandonar nuestras comodidades y seguridades nos impide acoger la presencia de Jesús y su poder de liberación en nuestras vidas.
Este pasaje del Evangelio nos desafía a examinar nuestras actitudes y a preguntarnos si estamos dispuestos a dejar que Jesús entre en nuestras vidas y nos libere de aquello que nos oprime. Nos invita a confiar en su poder y a superar nuestros miedos para experimentar la verdadera libertad que solo él puede brindarnos.
Que este relato del Evangelio nos anime a acoger a Jesús en nuestras vidas, a confiar en su poder liberador y a no temer abandonar nuestras seguridades para seguirlo. Que, como los endemoniados liberados, podamos proclamar con alegría las maravillas que el Señor ha hecho en nosotros y vivir en la plenitud de su amor y misericordia.