XXII semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 5 de septiembre 2023.
Primera lectura de hoy de la primera carta del apóstol san Pablo a los ‘Tesalonicenses 5, 1-6. 9-11’.
Hermanos: No necesitáis que os escribamos sobre el tiempo y las circunstancias de la venida del Señor, porque sabéis en vuestro corazón que el día del Señor vendrá como ladrón en la noche. Cuando la gente dice: “¡Qué seguros estamos!” ‘Entonces de repente les sobreviene la desgracia’, ‘como los dolores de parto a la que está encinta’, ‘y entonces no podrán escapar’. Pero, hermanos, ese día no os alcanzará como ladrón, porque no vivís en tinieblas, sino que sois hijos de la luz y del día, y no de la noche y de las tinieblas.
Por tanto, no seamos como los malvados, ni nos quedemos dormidos; en cambio, permanezcamos despiertos y vivamos despiertos. Porque Dios no nos ha destinado para castigo eterno, sino para salvación por medio del Señor Jesucristo. Porque él murió por nosotros, cuando él regrese, estaremos con él para siempre, ya sea que estemos vivos o muertos. Así que anímense unos a otros, ayúdense unos a otros y sigan mejorando como ya lo han hecho.
Salmo responsorial de hoy 26, 1.4. 13-14. Espero gozar de la felicidad del Señor en el país de la vida.
Mi claridad y mi salvación es el Señor,
¿a quién temeré?
La protección de mi vida es el Señor,
¿Quién me hará temblar?
Espero gozar de la felicidad del Señor en el país de la vida.
Una cosa pido al Señor, eso buscaré:
Morara en la casa del Señor por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor, contemplando su templo.
Espero gozar de la felicidad del Señor en el país de la vida.
Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor.
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 4, 31-37’.
En aquel tiempo, Jesús iba todos los sábados a Cafarnaúm de Galilea para enseñar al pueblo. Todos quedaron asombrados de lo que enseñaba porque hablaba con autoridad. Cierto hombre estaba poseído por un espíritu inmundo en la sinagoga, y comenzó a gritar: “¡Apártate de nosotros! Jesús de Nazaret, ¿por qué nos molestas? ¿Has venido a destruirnos?” Sé que eres el Santo de Dios.”
Pero Jesús le ordenó: ‘Callad y expúlsate de ese hombre’. Entonces el demonio arrojó al hombre al suelo en medio de la multitud y volvió a salir de él sin hacerle daño. Todos se asustaron y comentaron uno tras otro: “¿Qué es lo que tiene sus palabras? Porque mandó al espíritu maligno con autoridad y poder, y el espíritu maligno salió”. Entonces su fama se esparció por toda la región.
Reflexión del evangelio de san Lucas 4, 31-37:
En este pasaje del Evangelio según san Lucas, vemos a Jesús visitando Cafarnaúm, una ciudad en Galilea, donde regularmente enseñaba a la gente los sábados. Lo que más llama la atención de todos es su autoridad al hablar. No como los escribas que citan referencias, sino con un poder que emana de su propia esencia divina.
Dentro de la sinagoga, se encuentra un hombre poseído por un demonio inmundo. Este espíritu maligno reconoce a Jesús como el Santo de Dios y le pregunta si ha venido a destruirlos. Aquí, vemos un claro contraste entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad.
La respuesta de Jesús es simple pero poderosa: “Cállate y sal de ese hombre”. Inmediatamente, el demonio es expulsado, dejando al hombre ileso. La gente queda asombrada, preguntándose sobre la naturaleza de la palabra de Jesús, que tiene la autoridad y la fuerza para dominar a los espíritus malignos.
Esta narrativa nos enseña que el poder de Jesús no es solo para asombrarnos, sino para liberarnos. Su palabra tiene el poder de liberar a las almas atrapadas por el mal y destruir las obras del diablo. Nos recuerda que, incluso en medio de las fuerzas malignas que a veces enfrentamos en la vida, la autoridad de Jesús prevalece. Su fama se extiende, y su mensaje de esperanza y liberación se propaga por toda la región.
En nuestras vidas, también podemos buscar la autoridad de Jesús para enfrentar los desafíos espirituales y encontrar la liberación. Su enseñanza nos llama a someternos a su autoridad divina y confiar en su poder para vencer el mal en todas sus formas. Les dejamos una bonita alabanza en la compañía de la lectura de hoy…