XXI semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 6 de septiembre 2023.
Primera lectura de hoy de la carta del apóstol san Pablo a los ‘Colosenses 1,1-8’.
Yo, Pablo, el Mensajero de Jesucristo en la voluntad de Dios, y Timothy, nuestro hermano, te deseamos la bendición y la paz de nuestro Señor, nuestro Padre, los hermanos santos del bien y sincero en Cristo, viven en Colosas. Cada vez, agradecemos a Dios, al Padre de Jesucristo, y rezamos por ti, porque tenemos noticias de tu fe en Jesucristo y el amor que todos poseen por ti hermano.
Esto se ve alentado por la esperanza de lo que Dios tiene reservado para ellos en el cielo. Y esta esperanza oísteis cuando os predicó el evangelio de la verdad, dando fruto cada vez más fructífero en todo el mundo, como también en vosotros, desde el día que oíste y conociste el don gratuito de Dios. Esto es lo que aprendiste de Epafras, tu colaborador y fiel servidor de Jesucristo; Él es quien nos habló del amor que el Espíritu Santo encendió en vosotros.
Salmo responsorial de hoy 51, 10. 11. Confío en tu compasión, Señor, por siempre jamás.
Yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás.
Confío en tu compasión, Señor, por siempre jamás.
Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno».
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 4, 38-44’.
En ese tiempo, salió Jesús de la sinagoga y ingreso en casa de Simón. La suegra de Simón tenía mucha fiebre y le pidieron a Jesús que hiciera algo por ella. Jesús se paró sobre ella y usó la energía para controlar la fiebre y ésta desapareció. Ella inmediatamente se levantó y comenzó a servirles. Cuando se puso el sol, todos los enfermos los llevaron a Jesús, quien les impuso las manos a todos y los sanó de sus enfermedades.
Muchos de estos demonios también salieron y gritaron: “¡Tú eres el Hijo de Dios!” Pero él les ordenó por la fuerza que guardaran silencio, porque sabían que él era el Mesías. Al día siguiente fue a un lugar apartado donde la gente lo buscaba. Cuando lo encontraron quisieron capturarlo e impedir que escapara. Pero él les dijo: “También a otras ciudades me es necesario predicar el reino de Dios, porque para eso fui enviado”. Fue a predicar a las sinagogas.
Reflexión del santo evangelio según san Lucas 4, 38-44:
El evangelio de hoy nos muestra un poderoso mensaje de sanación, servicio y propósito en la vida de Jesús. En este pasaje, vemos cómo Jesús sale de la sinagoga y entra en la casa de Simón, donde encuentra a la suegra de Simón enferma con fiebre alta. La compasión de Jesús lo lleva a sanarla con un simple mandato, y ella, al instante, se levanta y comienza a servir. Este acto nos enseña que la sanación va de la mano con el servicio desinteresado.
Con la caída del sol, la noticia de la habilidad de Jesús para sanar se extiende, y la multitud lleva a sus enfermos a Él. Jesús impone sus manos sobre cada uno, curándolos de sus enfermedades y expulsando demonios. Aunque los demonios reconocen a Jesús como el Hijo de Dios, Él les ordena enérgicamente que se callen. Este episodio nos revela la autoridad y el poder de Jesús sobre las fuerzas del mal.
Al amanecer del día siguiente, Jesús se retira a un lugar solitario, pero la gente lo busca y quiere retenerlo. Sin embargo, Jesús les dice que debe anunciar el Reino de Dios en otras ciudades, ya que esa es su misión. Aquí, aprendemos sobre el propósito de Jesús en la Tierra: difundir el mensaje del amor y la salvación de Dios a todos los rincones.
Esta lectura nos invita a reflexionar sobre nuestra propia vida. ¿Estamos dispuestos a servir a los demás desinteresadamente, como lo hizo la suegra de Simón? ¿Reconocemos el poder de Jesús sobre las dificultades en nuestras vidas? ¿Comprendemos nuestro propósito y misión en este mundo? Jesús nos llama a seguir su ejemplo, a sanar, servir y proclamar el amor de Dios en todo momento y lugar. Les invitamos a escuchar esta hermosa alabanza…
