Lecturas de hoy 20 de junio 2023.
Primera lectura de hoy de la segunda carta del apóstol san Pablo a los ‘Corintios 8,1-9’.
Hermanos: Os informamos que conozcáis la gracia de Dios para la comunidad de la iglesia de macedonia. Por eso, en medio del sufrimiento y del dolor, su alegría es grande, y de su sombría pobreza surge el tesoro de la generosidad. Hemos visto que han hecho lo que han podido, y más de lo que han podido, y espontáneamente y con mucha insistencia nos piden que participemos en ayudar a los hermanos. Más de lo que podíamos haber esperado, se ofrecieron al Señor ya nosotros, como Dios lo había dispuesto, para que no pudiéramos dejar de pedirle a Tito que completara esta obra generosa entre ustedes que él había comenzado.
Como sois diferentes en todo: en vuestra fe, palabras, sabiduría, entrega en todo y amor por nosotros, ahora también sois diferentes en vuestra generosidad. No te estamos dando órdenes, solo estamos tratando de probar qué tan genuino es tu amor con tu preocupación por los demás. Pues ustedes conocéis bien la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico pero se hizo pobre por todos ustedes, para enriqueceros a ustedes en la pobreza.
Salmo responsorial de hoy 145,2.5-6.7.8-9a. Alaba, alma mía, al Señor.
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.
Alaba, alma mía, al Señor.
Bienaventurado quien auxilia el Dios de Jacob,
el que aguarda en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él.
Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos.
Alaba, alma mía, al Señor.
El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor rectifique a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos.
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 5, 43-48’.
En ese tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: ‘Habéis oído que se dijo’: amen a vuestro prójimo y odien a quien es vuestro enemigo, pero yo os digo: amen a vuestros enemigos, haced el bien a los que los odian y hagan el bien a los que que os aborrecen, que os aborrecen, que os suplicaron y os persiguieron, para que sean hijos de vuestro Padre que se encuentra en los cielos, que a su sol hace salir sobre buenos y también malos, y sobre justos e injustos manda a la lluvia.
Porque si amas a los que te aman, ¿Qué recompensa obtendréis? ¿Acaso también no son así los publicanos? ¿Qué están haciendo si solo están saludando a su hermano? ¿No hacen eso los gentiles? Sean, pues, tal como es vuestro Padre celestial quien es perfecto’.
Reflexión del pasaje del Santo Evangelio según san Mateo 5, 43-48:
El pasaje de hoy nos presenta las palabras de Jesús a sus discípulos sobre el amor hacia los enemigos. En este pasaje, Jesús va más allá de lo enseñado en la ley antigua, que decía “ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Él nos dice que amemos a nuestros enemigos, hagamos el bien a los que nos odian y oremos por los que nos persiguen y calumnian. Esto nos permite ser hijos de nuestro Padre celestial, quien muestra su amor tanto a los buenos como a los malos, enviando su sol y su lluvia a todos.
Jesús nos reta a ir más allá del amor convencional, que consiste en amar a aquellos que nos aman y saludar solo a nuestros hermanos. Él nos invita a ser perfectos, al igual que nuestro Padre celestial es perfecto. Este llamado a la perfección se basa en el amor y en imitar la naturaleza de Dios, quien perdona a sus enemigos y muestra misericordia incluso cuando somos indignos de ella.
Amar a nuestros enemigos no es fácil, y puede parecer un camino difícil de recorrer. El Papa Francisco ha reflexionado sobre esta enseñanza de Jesús, destacando que el amor a los enemigos es el camino indicado y recorrido por Jesús para nuestra salvación. El Papa nos anima a mirar al Padre, quien muestra su amor incondicional a todos, y a imitar su perfección en el amor, perdonando a nuestros enemigos y orando por ellos.
El amar a los enemigos es una muestra de la nueva justicia cristiana que Jesús nos enseña. Este amor va más allá de las normas establecidas y es un signo distintivo de los verdaderos seguidores de Cristo. Amar a nuestros enemigos nos desafía a superar nuestras propias limitaciones y a imitar la misericordia de Dios, quien ama a todos por igual.
En resumen, el pasaje del Evangelio de Mateo 5, 43-48 nos invita a amar a nuestros enemigos, hacer el bien a quienes nos odian y orar por quienes nos persiguen. Al imitar a nuestro Padre celestial en su perfección de amor, mostramos nuestra condición de hijos de Dios. Aunque puede ser difícil, el amor a los enemigos es el camino que Jesús nos enseña para nuestra salvación y nos desafía a vivir una nueva justicia cristiana