Octava semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 29 de mayo 2024.
Primera lectura de hoy de la primera carta del apóstol san ‘Pedro 1, 18-25’.
Hermanos: Sabéis muy bien que Dios os salvó de la vida estéril que heredasteis de vuestros padres, no con riquezas pasajeras como el oro y la plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha, que Dios os dio. Vosotros lo elegisteis antes de la fundación del mundo, y Él lo ha demostrado por su amor hacia vosotros en estos últimos tiempos. En Cristo creéis en Dios, que le resucitó de entre los muertos y le glorificó, para que también vuestra fe sea esperanza en Dios.
Por lo tanto, la purificación interna siguiendo la verdad conduce al amor sincero a los hermanos y al amor mutuo con todo corazón e intensidad. Porque habéis nacido de nuevo, no de semilla perecedera, sino de semilla inmortal, por la Palabra viva y eterna de Dios. De hecho, todo ser humano es hierba y toda su belleza son las flores de la hierba: la hierba se seca y las flores caen; Más bien, la palabra de Dios dura para siempre. Esta es la palabra que te fue dicha.
Salmo responsorial de hoy. 147, 12-13. 14-15. 19-20. Glorifica al Señor, Jerusalén.
Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que los cerrojos de tus puertas ha reforzado,
y dentro de ti ha tus hijos a bendecido.
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Marcos 10, 32-45’.
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos iban camino a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos. Los discípulos se sorprendieron y los que lo seguían tuvieron miedo. Entonces tomó aparte a los doce y comenzó a contarles lo que le sucedería: “Nos ven yendo a Jerusalén y al Hijo del Hombre a punto de ser entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenan a muerte y lo entregan a las naciones. Se mofan de él, lo escupen, lo azotan y lo asesinan. Pero al tercer día resucitará.
Entonces Juan y Santiago, los que son hijos de Zebedeo, se aproximaron a Jesús y le dijeron: ‘Señor, queremos que nos otorgues lo que te hemos pedido’. Él les dijo: ¿Qué queréis? Dijeron: Nos sentaremos uno a tu derecha y el otro a tu izquierda, si eres digno. Jesús respondió: «No sabéis lo que pedís. ¿Podrás pasar la prueba que yo pasaré y recibir el bautismo que pasaré? Ellos respondieron: “Sí, podemos”. Jesús les dijo: “Ciertamente pasaréis la prueba que yo estoy a punto de pasar, y recibiréis el bautismo que yo estoy a punto de pasar; Pero no es mi responsabilidad sentarme a la derecha o a la izquierda; Esto es para él.
Cuando oyeron esto los otros diez apóstoles, se enojaron con Juan y Santiago. Entonces Jesús reunió a los doce y les dijo: “Ustedes saben que los reyes de las naciones ejercen autoridad sobre ellos como si fueran sus propios amos, y que los poderosos los persiguen. Pero no seas así entre tu pueblo. Al contrario, el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser el primero, que sea esclavo de todos, así como el Hijo del Hombre no a venido para ser servido, ‘sino que para servir’. Dio su vida para redimir a todos.
Reflexión sobre el Evangelio según San Marcos 10, 32-45:
En el Evangelio de San Marcos 10, 32-45, Jesús y sus discípulos se dirigen a Jerusalén. Jesús se adelanta en el camino, mostrando su determinación frente al destino que le espera. Los discípulos, sorprendidos y temerosos, son llevados aparte por Jesús, quien les anuncia su inminente pasión: será entregado, burlado, escupido, azotado y muerto, pero resucitará al tercer día. Este anuncio subraya el sufrimiento y la redención, componentes esenciales del sacrificio de Jesús.
Santiago y Juan, buscando lugares de honor en la gloria de Jesús, son enseñados sobre el verdadero significado del liderazgo en el Reino de Dios. Jesús les pregunta si pueden soportar el sufrimiento que él enfrentará, a lo que ellos responden afirmativamente. Sin embargo, Jesús aclara que el privilegio de sentarse a su derecha o izquierda está reservado por el Padre.
La reacción de los demás apóstoles, indignados por la petición de Santiago y Juan, permite a Jesús enseñar sobre la verdadera grandeza. En contraste con los gobernantes terrenales que oprimen, Jesús instruye a sus discípulos a ser servidores y esclavos de todos, siguiendo su propio ejemplo de servicio y sacrificio por la redención de la humanidad.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la humildad y el servicio desinteresado. Jesús nos muestra que la verdadera grandeza no se encuentra en el poder o el reconocimiento, sino en servir a los demás con amor y sacrificio. Siguiendo su ejemplo, somos llamados a ser líderes serviciales y a vivir una vida dedicada al bienestar de los demás.