Semana de la Octava de Pascua:
Lecturas de hoy 1 de abril 2024.
Primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los ‘apóstoles 2, 14. 22-33’.
El día de Pentecostés, Pedro y los once se presentaron ante la multitud y dijeron: “Oh hijos de Israel, escuchadme. Jesús de Nazaret es un hombre a quien Dios os ha dado a conocer con los poderes, prodigios y señales que Dios os ha dado a conocer. realizado a través de él y que usted conoce bien. Según el plan y la preparación de Dios, Jesús fue traicionado y utilizaron a los gentiles para crucificarlo. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos y rompió las cadenas de la muerte, porque la muerte no podía dominarlo.
En efecto, dijo David de él: Veo delante de mí siempre al Señor, y él está a mi lado para que no tropiece. Por eso se alegró mi corazón y se alegró mi lengua. Por eso también mi cuerpo vive en esperanza, porque tú, oh Señor, no me dejarás morir, y tu santo no perecerá. Me has llenado de alegría en tu presencia y me has enseñado el camino de la vida. Hermanos, ‘muy seriamente permítanme hablarles’; El patriarca David murió y fue sepultado, y entre nosotros su tumba permanece hasta el día de hoy.
Pero como era profeta y sabía que Dios le había jurado que uno de sus descendientes tomaría su trono, habló con una visión profética acerca de la resurrección de Cristo, quien no será abandonado a la muerte ni destruido. Sí, Dios resucitó a este Jesús de entre los muertos, y todos somos testigos de ello. Por el poder de Dios, ascendió al cielo, y recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, y se lo dio como veis y oís.
Salmo responsorial de hoy 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10. 11. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote
de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás
en la región de los muertos
ni dejarás a tu fiel mirar la corrupción.
Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 28, 8-15’.
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres salieron rápidamente del sepulcro, asustadas y felices, y se apresuraron a contar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús los encontró y los saludó. Se acercaron a él, se abrazaron a sus pies y se postraron ante él. Jesús les dijo: “No temáis. Ve y dile a mis hermanos que vayan a la ciudad de Galilea. Allí me verán. Mientras las mujeres iban de camino, unos guardias ingresaron en la ciudad y a los sumos sacerdotes contaron todo lo sucedido.
Se reunieron con los ancianos y acordaron dar a los soldados una gran suma de dinero, con instrucciones: “Di: Mientras dormíamos, sus discípulos vinieron a robar el cuerpo”. Si esto llega al gobernador, lo solucionaremos y evitaremos cualquier problema. Tomaron el dinero y siguieron instrucciones. Esta versión de los soldados se ha extendido entre los judíos hasta el día de hoy.
Reflexión del evangelio de san Mateo 28, 8-15:
En este pasaje del Evangelio según san Mateo, encontramos un contraste entre el miedo y la alegría. Las mujeres, tras escuchar las palabras del ángel y ver a Jesús resucitado, experimentan una mezcla de emociones: temor por lo inesperado y gran alegría por el encuentro con su Señor.
La imagen de las mujeres corriendo hacia los discípulos para compartir la noticia es poderosa. Imagina su corazón palpitante, la urgencia en sus pasos y la necesidad de transmitir lo que han presenciado. En ese momento, Jesús se les aparece y les dice: “No tengan miedo”. Es un mensaje que trasciende el tiempo y llega hasta nosotros hoy. A menudo, también enfrentamos situaciones que nos llenan de temor: incertidumbre, dificultades, pérdidas. Pero Jesús nos invita a confiar en su presencia y a no temer.
La instrucción de Jesús a las mujeres es clara: “Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a Galilea. Allá me verán”. Galilea, el lugar donde comenzó su ministerio, representa la esperanza y la renovación. Jesús nos llama a ir hacia adelante, a seguirlo, a encontrarlo en nuestra propia Galilea. A veces, como las mujeres, también nos encontramos en un camino, llevando noticias de esperanza a otros.
Por otro lado, los soldados, testigos del sepulcro vacío, enfrentan una elección. A cambio de dinero, difunden una mentira: que los discípulos robaron el cuerpo de Jesús mientras ellos dormían. Esta versión se propaga entre los judíos. Aquí vemos la lucha entre la verdad y la corrupción. ¿Qué elegimos nosotros? ¿La verdad o la conveniencia? ¿La integridad o el engaño?
En esta Pascua, recordemos que Jesús ha resucitado. Su victoria sobre la muerte nos llena de alegría y nos impulsa a compartir esta buena noticia. No tengamos miedo, sigamos adelante y seamos portadores de esperanza en nuestra propia Galilea. 🌟🙏