Tercera Semana de Pascua:
Lecturas de hoy 16 de abril 2024.
Primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los ‘apóstoles 7, 51-8, 1a’.
En aquellos días, Esteban habló ante el concilio y dijo: “En cuanto a los que tienen la cabeza dura, el corazón cerrado y los oídos cerrados. Todavía estás resistiendo al Espíritu Santo; Eres igual a tu padre. ¿Quién es el profeta que no fue perseguido por su padre? Mataron a los que anunciaban la venida del Justo, a quien ahora habéis traicionado y matado. ‘Recibisteis la ley por medio de los ángeles’, ‘pero no la guardéis’.
Cuando los miembros del consejo oyeron este asunto, se enojaron y rechinaron los dientes con ira contra él. En cuanto a Esteban, que estaba lleno del Espíritu Santo, miró al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús de pie a la diestra de Dios. Él dijo: “Vi el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la diestra de Dios “Pájaro”. Cuando los miembros del Sanedrín construyen un fuerte, suben a los miradores y todos se dirigen en su dirección.
De la ciudad lo sacaron y lo apedrearon. Los testigos falsos arrojaron sus ropas a los pies de un joven llamado Saúl. Mientras lo apedreaban, Esteban repitió esta oración: “Señor Jesús, acepta mi espíritu. Luego se arrodilló y dijo en voz alta: “Señor, por favor no aceptes este pecado sobre ellos”. Cuando terminó de hablar, se durmió en el Señor. Saúl aceptó que mataran a Esteban.
Salmo responsorial de hoy. 30. 3cd-4. 6 y 7b y 8a. 17 y 21ab. A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
A tus manos encomiendo mi espíritu:
tú, el Dios leal, me librarás.
Yo confío en el Señor.
Tu compasión sea mi gozo y mi alegría.
A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
En el asilo de tu presencia los ocultas
de las conjuras humanas.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Juan 6, 30-35’.
En aquel tiempo, la gente le preguntaba a Jesús: “¿Qué milagro harás para que podamos verte y creer en ti?” ¿Cuál es tu trabajo? ‘Comieron el maná nuestros padres en el desierto, ‘como está escrito’: ‘Les dio a comer pan del cielo’. Les respondió Jesús: ‘En verdad os digo que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo.
Si no que mi Padre es quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el pan que baja del cielo y al mundo da vida. Le dijeron: “Señor, danos también este pan. Jesús les respondió: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí, jamás tendrá hambre, y el que cree en mí, jamás tendrá sed.
Reflexión del evangelio de Juan 6, 30-35:
En este pasaje del Evangelio según San Juan, se revela la profunda enseñanza de Jesús sobre su naturaleza divina y su papel como proveedor espiritual supremo. Aquí hay una reflexión basada en estos versículos:
- Búsqueda de señales y obras: La pregunta inicial de la gente a Jesús refleja una tendencia humana a buscar pruebas tangibles de lo divino. Sin embargo, Jesús les lleva más allá, destacando que la verdadera señal es su propia presencia y sus obras redentoras en el mundo.
- El verdadero pan del cielo: Jesús corrige la creencia de que el maná en el desierto provino únicamente de Moisés, enseñando que el verdadero pan del cielo es aquel que proviene del Padre, y él mismo es ese pan, ofreciendo vida eterna a quienes creen en él.
- La satisfacción espiritual en Cristo: Al declararse como el pan de la vida, Jesús ofrece una promesa de satisfacción espiritual eterna para aquellos que acuden a él con fe. Él es la fuente de saciedad y plenitud, satisfaciendo las necesidades más profundas del alma y brindando una vida abundante en comunión con Dios.
En resumen, estos versículos nos invitan a buscar a Jesús como el verdadero pan del cielo que sacia nuestras almas y nos ofrece vida eterna. Su promesa de satisfacción espiritual trasciende las necesidades físicas y nos lleva a una comunión íntima con Dios.