Undécima Semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 20 de junio 2024.
Primera lectura de hoy del libro del ‘Eclesiástico 48, 1-14’.
Surgió el profeta Elías como un fuego,
su palabra quemaba como antorcha.
Él hizo venir sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.
Se cerró los cielos, por la palabra del Señor
y también hizo caer fuego tres veces.
¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?
Tú despertaste a un difunto de la muerte
y del precipicio, por la palabra del Altísimo;
tú precipitaste reyes a la ruina
y arrebataste del lecho a hombres insignes;
en el Sinaí escuchaste palabras de reproche
y en el Horeb sentencias de castigo.
Tú ungiste reyes vengadores
y profetas para que te sucedieran;
fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste escogido para reprochar los tiempos futuros,
para aplacar la cólera antes de que estallara,
para conciliar a los hijos con los padres
y restablecer las tribus de Jacob.
Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor,
porque también nosotros viviremos.
Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino,
Eliseo se llenó de su espíritu.
Ningún príncipe lo hizo temblar durante su vida,
nadie pudo dominarlo.
Nada era imposible para él,
incluso muerto, su cuerpo profetizó.
Durante su vida realizó prodigios,
y después de muerto fueron admirables sus obras.
Salmo responsorial de hoy. 96. Alegraos, justos, con el Señor.
El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono.
Alegraos, justos, con el Señor.
Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece.
Alegraos, justos, con el Señor.
Las montañas se desasen igual a la cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Alegraos, justos, con el Señor.
Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su vanidad en los ídolos.
Adoradlo todos sus ángeles.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 6, 7-15’.
En ese tiempo, ‘Jesús dijo a sus discípulos’: ‘Cuando vosotros hagan oración’, no hablad mucho, como lo son los paganos, que se creen que a fuerza de bastante hablar serán oídos. No los imitéis, porque el Padre conoce lo que a vosotros les hace falta, mucho antes de que se lo pidáis. vosotros pues, oren así:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Si vosotros perdonáis las faltas a los hombres, también a vosotros los perdonará el Padre celestial. Pero si vosotros no perdonáis a los hombres, tampoco el Padre les perdonará a ustedes vuestras faltas.
Reflexión sobre Mateo 6, 7-15: La Sencillez y Profundidad de la Oración.
El pasaje de Mateo 6, 7-15 nos ofrece una guía esencial sobre cómo orar con sinceridad y humildad. Jesús nos enseña que la eficacia de la oración no reside en la cantidad de palabras, sino en la calidad de la conexión con Dios. A través del “Padre Nuestro”, Jesús nos muestra una estructura de oración que abarca adoración, petición, confesión y liberación.
La Simplicidad en la Oración
Jesús enfatiza que no debemos imitar a aquellos que creen que serán escuchados por su mucho hablar. Esta enseñanza subraya la importancia de la autenticidad en nuestras oraciones. Dios ya conoce nuestras necesidades antes de que las expresemos. La verdadera oración no se trata de impresionar, sino de comunicarnos sinceramente con nuestro Creador.
El Poder del “Padre Nuestro”
El “Padre Nuestro” es una oración modelo que nos enseña a reconocer la santidad de Dios, pedir por nuestras necesidades diarias, buscar perdón y ofrecerlo a otros, y solicitar protección contra la tentación. Cada línea de esta oración es rica en significado y nos conecta profundamente con la voluntad de Dios.
El Perdón y la Reconciliación
Finalmente, Jesús nos recuerda la importancia del perdón. Si queremos recibir el perdón de Dios, debemos estar dispuestos a perdonar a los demás. Esta reciprocidad en el perdón es crucial para mantener una relación armoniosa con Dios y con nuestros semejantes.
En conclusión, Mateo 6, 7-15 nos invita a una vida de oración sencilla y sincera, centrada en la confianza en Dios y en el perdón mutuo. Al practicar esta forma de oración, nos acercamos más al corazón de Dios y cultivamos una vida espiritual más plena y auténtica.