Lecturas de hoy 27 de abril 2023.
Primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los “apóstoles 8, 26-40”.
En aquellos tiempos el ángel del Señor le hablo y dijo a Felipe: “ponte de pie y ve por el camino del sur de Jerusalén a Gaza, por donde casi no pasa nadie”. Felipe partió. Aconteció que un etíope, alto oficial de la reina Candace de Etiopía y guardián de sus tesoros, habiendo venido a Jerusalén para adorar a Dios, volvió a su carro y leyó al profeta Isaías. Entonces el Espíritu Santo le hablo y dijo a Felipe: “Acércate, dirígete junto a ese carro”. Felipe corrió y escuchó al hombre que leía al profeta Isaías y le preguntó: “¿Entiendes lo que estás leyendo?” Él hablo y respondió:”
¿Cómo será que puedo entenderlo si ninguno me lo explica?” “Luego a Felipe invitó a pasar y a su lado se sentó”. La escritura que leyó fue esta: Fue llevado como oveja al matadero; como un cordero no se quejó contra las piedras, por eso no abrió su boca. En su humillación, no recibió justicia. ¿Quién puede hablar de su posteridad ahora que su vida ha sido arrancada de la tierra? El etíope le preguntó a Felipe: “Dime: ¿De quién dijo esto el profeta, de sí mismo o de otra persona?” Felipe empezó a hablar con él, y supuestamente este lugar el evangelio predicaba de Jesús.
Continuaron y llegaron a un lugar donde había agua, y el etíope dijo: “Aquí hay agua. ¿Tienes algún problema para bautizarme? Felipe hablo y respondió: “No, si en realidad crees de todo corazón”. El etíope respondió: “Creo que Jesús es el Hijo de Dios. ” Hizo que el carro se detuviera y juntos entraron al agua donde Felipe lo bautizó. Cuando del agua salieron, el Espíritu del Señor a Felipe se llevó. El etíope, que no lo vio más, continuó su viaje con gran alegría. En cuanto a Felipe, se quedó en la ciudad de Azoto y evangelizó en las ciudades que encontró en su camino hasta llegar a Cesárea.
Salmo responsorial de hoy 65, 8-9. 16-17. 20. Aclamad al Señor, tierra entera.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios,
haced resonar sus alabanzas,
porque él nos ha devuelto la vida
y no dejó que tropezaran nuestros pies.
Aclamad al Señor, tierra entera.
Los que a dios temen, vengan a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua.
Aclamad al Señor, tierra entera.
A Dios bendito sea, por que no rechazó mi súplica
ni me retiró su favor.
Lectura del santo evangelio según san “Juan 6, 44-51”.
En ese tiempo Jesús hablo y dijo a los judíos: “Nadie puede venir a mí, si el Padre no trae al que me envió, y yo mismo lo resucitaré en el último día. Está escrito en los profetas: Dios. Todo el que escucha al Padre y aprende de Él, vendrá a mí. Al Padre nadie ha visto, sino el que es de Dios. El hombre había visto a su padre.
Os prometo que el que cree en mí tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Su padre comió maná en el desierto, pero aun así murieron. Este es el pan que descendió del cielo, para que nadie que lo coma muera. El pan vivo Yo soy bajado del cielo; El que come de este pan por siempre vivirá, y el pan que yo os daré es mi carne, para que el mundo tenga vida”.
Reflexión del santo evangelio de hoy:
El pasaje del Evangelio de Juan que acabamos de leer nos habla de la necesidad de la gracia de Dios para poder acercarnos a Él. Jesús dice que nadie puede venir a Él si no es atraído por el Padre que lo ha enviado. Esto significa que no es suficiente tener una simple curiosidad o interés por conocer a Jesús, sino que es necesaria la acción divina para que podamos tener un encuentro verdadero con Él.
Además, Jesús se presenta como el pan de vida que ha bajado del cielo. Este pan es diferente al maná que los padres de los judíos comieron en el desierto, ya que quienes lo coman no morirán, sino que tendrán vida eterna. El pan que Jesús da es su propia carne, y es a través de ella que el mundo puede tener vida.
Este pasaje nos invita a reflexionar sobre la importancia de creer en Jesús y acercarnos a Él para tener vida eterna. Es necesario abrir nuestro corazón a la gracia de Dios para poder tener un verdadero encuentro con Cristo y recibir el pan de vida que Él nos ofrece. Debemos estar dispuestos a escuchar al Padre y aprender de Él para poder acercarnos a Jesús y creer en Él.
En resumen, este pasaje nos recuerda la importancia de la gracia divina en nuestra vida y nos invita a acercarnos a Jesús para recibir el pan de vida que nos ofrece. Debemos estar abiertos a la acción de Dios en nuestras vidas y tener fe en Jesús para tener vida eterna.