Lecturas de hoy 28 de abril 2023.
Primera lectura de hoy del libro de los Hechos de los “apóstoles 9, 1-20”.
En esos días, cuando Saulo todavía amenazaba de muerte a los que son discípulos del Señor, se dirijio al sumo sacerdote y le pidió que escribiera a lo que era la sinagoga de Damasco y le autorizara a llevar cautivos a Jerusalén, a todos los hombres y mujeres que seguían este camino. Pero cuando esto sucedió, cuando se acercaba a Damasco, su resplandor fue de repente envuelto por una luz del cielo.
Al suelo cayo y enonces una voz escucho que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él preguntó: “¿Quién eres, Señor?” La respuesta fue: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Individual. Levantarse. Ingrese a la ciudad donde se le indicará qué hacer.” Los que los acompañaban quedaron todos atónitos y sorprendidos porque escucharon una voz pero no vieron a nadie. Saúl se levantó del suelo, pero aunque abrió los ojos, no vio nada.
Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco, donde estuvo ciego durante tres días, sin comer ni beber. Había un discípulo en Damasco llamado Ananías, y el Señor se le apareció y le dijo: “Ananías”. Él respondió: “Señor, aquí estoy”. El Señor le hablo y dijo: “Ve hacia la calle principal y observa las casas de la ciudad de Judá, y hay un hombre llamado Saulo de Tarso orando a Dios”. Saúl también vio a un hombre llamado Ananías que entró y le impuso las manos para que pudiera ver. Ananías respondió:”
He escuchado mucho acerca de este hombre Señor y del mal que ha hecho a los que son tus creyentes en Jerusalén. Pide también permiso al sumo sacerdote para encarcelar a todos los que invocan tu nombre”. Pero el Señor le dijo: “¡No te preocupes! Ve allí, porque lo he escogido como un instrumento para darme a conocer a las naciones, a los reyes y al pueblo de Israel. Le diré cuánto debe sufrir por mi causa.”
Ananías fue allí, ingreso en la casa, echó mano a Saulo y le hablo y le dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me ha enviado para que veas y seas lleno del Espíritu Santo”. De repente, cosas escamosas cayeron de sus ojos y recuperó la vista. Se puso de pie y fue bautizado. Luego comió y recuperó sus fuerzas. Estuvo unos días con los discípulos en la ciudad de Damasco y empezo a predicar en las sinagogas, dando testimonio de que el Hijo de Dios es Jesús.
Salmo responsorial de hoy 116, 1. 2. Vallad al mundo entero y el Evangelio proclamad.
Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.
Vallad al mundo entero y el Evangelio proclamad.
Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.
Lectura del santo evangelio según san “Juan 6, 52-59”.
En ese momento los judíos comenzaron a discutir: “¿Cómo nos puede dar su carne?” Jesús les dijo: De cierto os digo, que si no coméis la carne del Hijo del hombre y bebéis su sangre, no tendréis vida. El que de mi carne come y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré. arriba.” Un día. “Mi carne es comida verdadera” “y mi sangre es bebida verdadera”.
El que come mi carne y mi sangre bebe, en mí permanece, y yo también en él. Como el Padre que me envió tiene vida, y yo vivo por Él, así el que me come debe vivir por Mí. Es el pan que descendió del cielo; no es como el maná que comieron sus padres porque murieron. El que de este pan come entonces vivirá para siempre. Esto es lo que enseñó Jesús en la sinagoga de Cafarnaúm.
Reflexion del santo evangelio de hoy:
La lectura del Evangelio según San Juan 6, 52-59 nos lleva a reflexionar sobre el significado de la Eucaristía en nuestra vida espiritual. En esta parte del Evangelio, los judíos discuten entre sí, preguntándose cómo puede ser posible comer la carne de Jesús. Jesús les explica que, si no comen su carne y beben su sangre, no tendrán vida en ellos.
Para entender este pasaje, es importante recordar que Jesús se refiere a la Eucaristía, en la que el pan y el vino se convierten en su cuerpo y su sangre. Al recibir la Eucaristía, los cristianos participamos en el sacrificio de Jesús en la cruz y recibimos su gracia y su amor.
Jesús también nos asegura que el que come su carne y bebe su sangre tiene vida eterna y que Él lo resucitará en el último día. La Eucaristía es el alimento que nos da la vida eterna y nos une a Cristo. Al comer su carne y beber su sangre, permanecemos en Él y Él en nosotros.
Es importante destacar que Jesús nos dice que su carne es verdadera comida y su sangre es verdadera bebida. La Eucaristía no es simbólica ni una simple representación, sino la presencia real de Jesús en el pan y el vino consagrados.
Finalmente, Jesús nos recuerda que Él es el pan que ha bajado del cielo y que al comer de este pan, viviremos para siempre. Así como el maná que comieron los padres de los judíos en el desierto no los hizo vivir para siempre, la Eucaristía nos da la vida eterna.
En resumen, la lectura del Evangelio según San Juan 6, 52-59 nos invita a reflexionar sobre la importancia de la Eucaristía en nuestra vida espiritual y a reconocer la presencia real de Jesús en la Eucaristía. Al participar en la Eucaristía, recibimos la gracia de Dios y nos unimos a Cristo, lo que nos lleva a vivir una vida plena y eterna.