Cuando nos postramos en oración, buscamos la conexión más íntima con el Divino, esa unión sagrada que trasciende el mundo terrenal. Nos reunimos en este momento de reflexión para invocar el amor más puro y profundo, aquel que solo puede emanar del corazón de Dios. Es en este acto de entrega donde encontramos la verdadera esencia de la caridad, un amor que se desborda hacia todas las almas y toda la creación. Con humildad y fervor, iniciamos esta oración, un Acto de Caridad, para honrar el amor supremo que nos une a Dios y a cada uno de nuestros hermanos en la fe.
Oración de Acto de Caridad:
Dios mío oye mi oración de Acto de Caridad, te amo sobre todas las cosas, con un corazón rebosante de gratitud y pasión. Te amo no solo por ser mi Creador y Redentor, sino también por ser la fuente de todo bien y belleza en este mundo. Mi amor por Ti trasciende los límites de mi ser, extendiéndose a cada criatura y a cada alma que has formado con tus manos divinas.
Y al prójimo por ti, Señor, porque en cada rostro humano veo un reflejo de tu infinita bondad. En cada acto de generosidad, en cada gesto de compasión, es tu amor el que se manifiesta a través de nuestras acciones. Porque Tú eres el infinito, el sumo y perfecto Bien, la fuente de toda caridad y amor verdadero.
Eres digno de todo amor, más allá de lo que nuestras palabras puedan expresar. Por eso, mi alma anhela vivir en este amor, un amor que no conoce fin ni condición. Un amor que se entrega sin reservas, que perdona sin límites y que comparte sin esperar nada a cambio.
Quiero vivir y morir en este amor, porque en él encuentro mi verdadero propósito y mi alegría más profunda. En cada respiración, en cada latido de mi corazón, que mi vida sea un testimonio de este amor que nos has enseñado. Amen…
Conclusión:
Así, con la esperanza anclada en la promesa de tu amor eterno, concluimos esta oración. Que nuestras vidas sean un reflejo de la caridad que nos has mostrado, y que nuestro amor por Ti y por los demás sea la luz que guíe nuestros pasos cada día. Amén.