La oración presentada es una petición a Dios para bendecir y proteger a los hijos a través del poder redentor de la sangre de Cristo. Se invoca específicamente la sangre derramada de Jesús en la cruz para purificar, sellar y cubrir completamente a los hijos nombrados de cualquier mal o influencia negativa. La oración pide provisión, guía, amigos positivos y educadores sabios para los hijos. Finalmente, se alaba y agradece a Jesús por salvarnos a todos con su sangre y se pide la salvación de los lavados en ella.
Nuestra oración para bendecir a los hijos con la sangre de cristo:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Oh mi Señor Jesús, por tu Sangre derramada valiente y generosamente en la Santa Cruz, te ruego limpies y purifiques a mis hijos (nombre de los hijos), selles su alma, espíritu y cuerpo, su mente, vida y corazón para que ganen todas las batallas contra el mal. Te pido que les des fuerza, salud, defensa y auxilio en todo momento y sobre todo en cualquier mala situación.
Te pido buen Jesús, por los méritos de tu Sangre no permitas que pasen por necesidades, provéelos de todo lo material y espiritual que precisen para vivir dignamente y sin preocupaciones; apártalos de toda mala influencia y también de todo aquello que les pueda perjudicar, rodéalos de amigos nobles, provechosos, honestos y sobre todo leales y también de personas que les sepan educar y dar buenos consejos. Jesucristo, Cordero de Dios, que tu nos has salvado con tu Sangre poderosa, ¡te alabamos!, ¡te bendecimos!, ¡te adoramos!, ¡te damos gracias rendidas!, y te pedimos la salvación de todos los que nos hemos lavado en tu Sangre Sagrada. Amén.
En conclusion:
Esta poderosa oración católica aprovecha la fe en la sangre de Cristo para pedir bendición, cobertura espiritual, provisión material y guía práctica para los hijos. Invocando el sacrificio redentor de Jesús en la cruz, se pide activamente su intervención sobrenatural para apartar el mal y rodear a los hijos de influencias positivas para su bienestar. La oración reconoce que la sangre de Cristo tiene el poder de salvar, redimir y preservar a los creyentes, por lo que se clama fervientemente para experimentar ese poder protector de Dios sobre los hijos.