Lecturas de hoy 21 de junio 2023.
Primera lectura de hoy de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios 9,6-11′.
Hermanos: Recordad, el que siembra escasamente, escasamente segará, y el que siembra escasamente, escasamente segará. Cada uno da de acuerdo a su corazón, no forzado o prometido, porque a Dios le gustan las personas que están dispuestas a dar. Dios es todopoderoso y les ha dado todos los dones, para que siempre tengan todo lo que necesitan, para que participen generosamente en toda buena obra.
Como dicen las escrituras: Su mano está llena para los pobres, Su justicia es para siempre. Dios da semilla al sembrador y pan para comer, y os dará una buena cosecha y multiplicará los frutos de su justicia. Sé generoso en todas las cosas, y te irá bien, y por medio de nosotros su generosidad será su acción de gracias a Dios.
Salmo responsorial de hoy 111,1-2.3-4.9. Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
Dichoso quien teme al Señor.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso quien teme al Señor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad.
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 6, 1-6. 16-18’.
En ese momento, Jesús dijo a sus discípulos: “Mirad que no hagáis cosas piadosas delante de la gente, para que os puedan ver. De lo contrario, no seréis recompensados por vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando deis limosna, no os jactéis, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las plazas, para ser alabados. Os aseguro que han recibido su recompensa.
Cuando den caridad, ‘que tu mano izquierda no conozca lo que hace tu derecha’, ‘para que tu caridad se quede en secreto’; ‘El Padre que conoce el secreto os recompensará’. ‘Cuando oren’, ‘no sean como los que son hipócritas que gustan estar de pie a orar en las sinagogas o en las esquinas de las plazas para que todos los demás los miren’. Os aseguro que han recibido su recompensa.
En cambio, cuando vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está allí en secreto; y el Padre que ve en lo secreto os recompensará. Cuando ayunéis, no seáis como los hipócritas que miran hacia abajo y no prestan atención a vuestra apariencia para que la gente se dé cuenta de que estáis ayunando. Os aseguro que han recibido su recompensa. En cambio, te lavas el cabello con perfume cuando ayunas, para que la gente no sepa que estás ayunando, pero tu Padre está en secreto; y vuestro Padre que ve el misterio os recompensará’.
Reflexión de la lectura del Santo Evangelio según san Mateo 6, 1-6. 16-18:
El pasaje de hoy nos presenta las enseñanzas de Jesús a sus discípulos acerca de la práctica de las obras de piedad, como la limosna, la oración y el ayuno. Jesús advierte sobre la importancia de no realizar estas acciones buscando reconocimiento y alabanza de los demás, sino con sinceridad y humildad delante de Dios.
En primer lugar, Jesús nos dice que cuando demos limosna, no debemos hacerlo de manera ostentosa, como los hipócritas que buscan ser alabados por los hombres. En cambio, debemos dar en secreto, sin alardear, para que nuestra limosna sea una expresión auténtica de amor y generosidad hacia los demás. Dios, que ve en lo secreto, nos recompensará.
En cuanto a la oración, Jesús nos exhorta a no imitar la actitud hipócrita de aquellos que oran en público para ser vistos y admirados. En lugar de eso, debemos retirarnos a nuestro lugar más íntimo, cerrar la puerta y orar en secreto a nuestro Padre celestial. Es en la intimidad de nuestra relación con Dios donde encontramos la verdadera comunión y consuelo espiritual. Dios, que ve en lo secreto, nos recompensará.
Por último, Jesús habla sobre el ayuno y nos dice que no debemos mostrar tristeza ni apariencia de sufrimiento mientras ayunamos, como los hipócritas que buscan llamar la atención de los demás. En cambio, debemos mantener una actitud normal y presentable, para que solo Dios conozca nuestro sacrificio. Él, que ve en lo secreto, nos recompensará.
Estos pasajes nos invitan a reflexionar sobre la importancia de la sinceridad y la autenticidad en nuestras prácticas religiosas. No debemos buscar la aprobación o el reconocimiento de los demás, sino que nuestras acciones deben surgir del amor a Dios y al prójimo. La verdadera recompensa viene de Dios, quien ve en lo secreto y conoce los motivos más profundos de nuestro corazón.