XXIX semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 23 de octubre 2023.
Primera lectura de hoy de la carta del apóstol san Pablo a los ‘Romanos 4,20-25’.
hermanos: Ante las promesas divinas, Abraham no cedió a la duda, sino que fortaleció su fe y dio gloria a Dios porque estaba seguro de que Dios podía cumplir sus promesas, y por eso le era contado como justicia. ‘Pero entonces Le dijeron’ no fueron escritas solo por él. También está escrito también por nosotros, y necesitamos saberlo, que creemos en la resurrección de nuestro Señor Jesucristo de entre los muertos, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.
Salmo responsorial de hoy 1,69-70.71-72.73-75. Bendecido sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.
Bendecido sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
La salvación es la que nos libra de nuestros enemigos
y de toda la mano a los que nos odian;
realizando la compasión que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza.
Bendecido sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Y la promesa que juró a nuestro padre Abrahán
para concedernos
que, libres de miedo, arrebatados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 12,13-21’.
En ese tiempo, mientras Jesús estaba entre la multitud, un hombre le dijo: “Maestro, por favor dile a mi hermano que comparta la herencia”. Le respondió Jesús: ‘Amigo, ¿Quién me ha pedido que juzgue la división de la herencia?’ “Evitad toda forma de avaricia, porque la vida de un hombre no depende de la riqueza que posee”, dijo a la multitud. Entonces les contó esta parábola: “Cierto hombre rico tenía una gran cosecha, y comenzó a pensar:
“¿Qué haré, ya que no tengo más lugar donde almacenar mis cosechas?”, ‘ya sé lo que tengo que hacer’: ‘tumbare mis graneros y entonces reconstruiré otros nuevos ‘y más grandes y ahí mi cultivo guardare’. Entonces puedo decirme a mí mismo: Ya tienes los bienes que has acumulado a lo largo de los años, descansa, come, bebe agua y vive una buena vida. Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta noche morirás”. ¿A quién pertenece toda su propiedad? ‘Lo mismo le pasa a quien junta riquezas para sí sin llegar a ser más digno de Dios’.
Reflexión del Evangelio según San Lucas 12, 13-21:
La lectura del Santo Evangelio según San Lucas 12, 13-21 nos presenta una poderosa lección sobre la avaricia y la perspectiva de la vida. En este pasaje, Jesús se enfrenta a la solicitud de un hombre que busca una distribución justa de la herencia familiar. La respuesta de Jesús, “¿Quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?”, resalta la importancia de no enfocarse en la acumulación de riquezas terrenales.
El mensaje central de este pasaje es claro: la verdadera riqueza no radica en la abundancia de posesiones materiales, sino en una vida enriquecida por valores espirituales y amor al prójimo. Jesús advierte contra la avaricia y nos recuerda que la vida no se mide por lo que tenemos, sino por cómo vivimos y cómo compartimos con los demás.
La parábola del evangelio del hombre rico y sus graneros, que planea acumular riquezas para sí mismo, subraya la fragilidad de la vida y la inutilidad de acumular bienes terrenales sin considerar nuestra relación con Dios y con los demás.
En resumen, este pasaje nos invita a reflexionar sobre nuestras prioridades, recordándonos que la verdadera riqueza se encuentra en vivir una vida de generosidad, compasión y amor, en lugar de una obsesión con la acumulación de bienes materiales. Escucha esta lindo canto, mientras lean las lecturas de hoy…
