Evangelio Del Día Lecturas de hoy 5 de junio 2023

Lecturas de hoy 5 de junio 2023

por LaFeCatolica

Lecturas de hoy 5 de junio 2023.
Primera lectura de hoy del libro de ‘Tobías 1,3;2,1b-8’.

Yo, ‘Tobias’, he andado en el camino del bien y de la justicia toda mi vida, y he dado misericordia a mis hermanos judíos, que estaban desterrados conmigo en la ciudad de Nínive en Asiria. Durante el reinado de Asaradon regresé a casa con mi esposa Hannah y mi hijo Tobias. Pentecostés es el día en que damos gracias por la cosecha, y me dieron una gran comida y comencé a comer.

Cuando me trajeron el plato, vi que había tanto, y le dije a mi hijo Tobías: “Ve a uno de nuestros hermanos pobres, presos en Nínive, que ha mirado al Señor, y tráele algo para come conmigo para ti. Te esperaré hasta que vuelvas. Tobías estaba buscando a uno de nuestros hermanos pobres, y cuando regresó me dijo: “¡Padre!” Le respondí: “Dime, muchacho”. Continuó: “Mataron a uno de los nuestros: lo llevaron a la plaza, lo ahorcaron y sigue ahí”.

Salté de la mesa, no comí nada y llevé el cadáver a la casa, no puedo enterrarlo. hasta que se pone el sol. Regresé a casa, me lavé, comí pan con lágrimas en los ojos y recordé lo que dijo el profeta Amós a Betel: “Todas vuestras fiestas serán llanto y todos vuestros cánticos serán lamentaciones”. Lloré. Cuando se puso el sol, fui y cavé una tumba y lo enterré. Mis vecinos se reían de mí y decían: “Este hombre nunca será castigado. Fue por este crimen que una vez fue condenado a muerte, pero escapó y ahora continúa enterrando a los muertos.


Salmo responsorial de hoy 111,1-2.3-4.5-6. Dichoso quien teme al Señor.

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.
Dichoso quien teme al Señor.
En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso quien teme al Señor.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.


Lectura del santo evangelio según san ‘Marcos 12, 1-12’.

En ese momento, Jesús comenzó a hablar a los principales sacerdotes, escribas y ancianos en parábolas: ‘Un hombre sembró una viña’, lo rodeo con una valla en ella, cavó un lagar, edifico una torre para un centinela, se la dejó a los labradores y se fue.
Cuando llegó el momento, envió un siervo a recoger el fruto de la viña. Lo agarraron, lo golpearon y no obtuvieron nada. Les envió otro sirviente, pero ellos lo presionaron y lo insultaron.

Les envió otro, y lo mataron. Envió mucha gente a ellos y fueron golpeados o asesinados. Solo le quedaba uno para enviar, su amado hijo, y finalmente lo envió también, pensando: “Respetarán a mi hijo”. Cuando los jardineros lo vieron venir, se dijeron: Este es el heredero, lo mataremos, y la herencia será nuestra. Lo atraparon, ‘lo mataron y su cuerpo lo arrojaron fuera de la viña’.

Entonces, ¿Qué haría el dueño de un viñedo? Vendrá y destruirá a los que cultivan uvas y dará las viñas a otros. ¿No habéis leído la Biblia: la piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular? ¿Es la mano del Señor, un aparente milagro?” Los principales sacerdotes, los escribas y los ancianos querían llevarse a Jesús porque sabían que Jesús les contaba parábolas, pero tenían miedo de la multitud, así que lo dejaron y se fueron.


Reflexión sobre el Evangelio de Marcos 12, 1-12: El mensaje oculto tras la parábola:

En el Evangelio de Marcos, Jesús utiliza una parábola para transmitir un mensaje profundo a los sumos sacerdotes, escribas y ancianos. Esta parábola cuenta la historia de un hombre que plantó una viña, la protegió y la cuidó con esmero. Luego, decidió alquilarla a unos viñadores y emprender un viaje al extranjero. Sin embargo, cuando envió a sus criados a recoger los frutos, estos fueron maltratados, insultados e incluso asesinados por los viñadores.

El dueño de la viña mostró una paciencia y generosidad inauditas, enviando repetidamente a sus criados con la esperanza de que los viñadores recapacitaran y entregaran lo que le correspondía. Finalmente, decidió enviar a su propio hijo, pensando que sería respetado. Pero los viñadores, llenos de avaricia, vieron en él la oportunidad de apoderarse de la herencia y lo mataron.

Esta parábola encierra un mensaje impactante. Jesús revela que los sumos sacerdotes, escribas y ancianos son los viñadores, aquellos que han sido confiados con la responsabilidad de cuidar y guiar al pueblo de Dios. Sin embargo, han abusado de su posición y han desoído los llamados de los profetas enviados por Dios.

El hijo amado representa a Jesús mismo, quien es enviado por el Padre para traer la salvación y recordarles a todos el verdadero propósito de la viña, que es el Reino de Dios. Sin embargo, en lugar de reconocer y recibir a Jesús, lo rechazan y lo matan. Es en este punto que Jesús cita las Escrituras: “La piedra que desecharon los constructores es ahora la piedra angular”. Aquellos que se consideraban líderes religiosos se han convertido en obstáculos para la obra de Dios, pero Él, en su infinita sabiduría, puede usar incluso lo que ha sido rechazado para construir algo nuevo y maravilloso.

La reacción de los sumos sacerdotes, escribas y ancianos es reveladora. Se dan cuenta de que Jesús se dirige a ellos y tratan de apoderarse de Él, pero temen la reacción de la multitud. Esta falta de fe y su resistencia a aceptar la verdad les impide reconocer la presencia de Dios en Jesús.

Esta parábola nos invita a reflexionar sobre nuestra propia actitud hacia la Palabra de Dios. ¿Estamos abiertos a recibirla y responder a su llamado, o la rechazamos y preferimos seguir nuestros propios caminos? Jesús nos enseña que la incredulidad y la resistencia a la voluntad de Dios pueden tener graves consecuencias. Debemos examinar nuestros corazones y estar dispuestos a cambiar, a fin de no convertirnos en obstáculos para la obra de Dios en nuestras vidas y en el mundo.

Que esta reflexión nos lleve a buscar una mayor cercanía con Dios, a reconocer la presencia de Jesús en nuestras vidas y a responder con amor y fidelidad a su llamado. Que podamos ser viñadores responsables y generosos, dispuestos a dar los frutos que se nos han confiado, para gloria de Dios y el bien de todos.

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