Evangelio Del Día Lecturas de hoy 2 de marzo 2024

Lecturas de hoy 2 de marzo 2024

por LaFeCatolica

Segunda semana de Cuaresma:
Lecturas de hoy 2 de marzo 2024.
Primera lectura de hoy de la profecía de ‘Miqueas 7, 14-15. 18-20’.

Señor, Dios nuestro, con tu cayado pastorea a tu pueblo,
al rebaño de tu heredad,
que vive solitario entre malezas
y matorrales silvestres.
Pastarán en Basán y en Galaad,
como en los días de antaño,
como cuando salimos de Egipto
y nos mostrabas tus prodigios.

¿Qué Dios hay como tú, que la iniquidad quitas
y por un lado pasas la rebeldía de los sobrevivientes del pueblo de Israel?
No mantendrás por siempre tu cólera,
pues te complaces en ser misericordioso.

Volverás a compadecerte de nosotros,
aplastarás con tus pies nuestras iniquidades,
arrojarás a lo hondo del mar nuestros delitos.
Serás fiel con Jacob y clemente con Abraham,
como juraste a nuestros padres en tiempos remotos,
Señor, Dios nuestro.


Salmo responsorial de hoy 102, 1-2. 3-4. 9-10. 11-12. El Señor es compasivo y misericordioso.

Bendice, alma mía, al Señor,
y a su nombre santo todo mi ser.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios.
El Señor es compasivo y misericordioso.
Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura.
El Señor es compasivo y misericordioso.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo;
no nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
El Señor es compasivo y misericordioso.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se alza su benevolencia sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.


Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 15, 1-3. 11-32’.

En ese tiempo, los publicanos y los pecadores se acercaron a Jesús para escucharlo. Entonces los fariseos y los escribas se decían unos a otros: Éste recibe a los pecadores y come con ellos. » Jesús les contó esta parábola: “Un hombre tenía dos hijos, y el hijo menor dijo a su padre: ‘Padre, dame mi parte de la herencia’”. Después de unos días, el hijo menor reunió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde desperdició su dinero y vivió una vida cómoda. Después de desperdiciarlo todo, hubo una gran hambruna en esa zona y comenzó a sufrir privaciones.

Luego fue a pedir trabajo a un habitante de este país, y lo envió al campo a cuidar cerdos. Quería comerse las nueces que comían los cerdos, pero no le dejaban comerlas. Entonces, se dijo: ‘Cuánto de los jornaleros de mi padre tienen copiosidad de pan, mientras tanto yo aquí me ando muriendo de hambre. Me alzare, y me iré adonde está mi padre, y entonces le diré: Padre, contra el cielo y contra ti he pecado; ya no soy merecido de llamarme hijo tuyo Por favor acépteme como uno de sus empleados. Inmediatamente se dirigió hacia la casa de su padre.

Todavía estaba lejos cuando su padre lo vio y quedó profundamente conmovido. Ella corrió hacia él, le rodeó el cuello con los brazos y lo besó. El niño replico: Padre, contra el cielo y contra ti he pecado. Ya no merezco que sea llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a su criado: “Trae rápidamente el mejor traje y vístelo; Ponte un anillo en tu dedo y sandalias en tus pies; Tomad el ternero cebado y matadlo. Hagamos una fiesta y comamos, porque este hijo mío estaba muerto y ha regresado a la vida, estaba perdido y lo hemos hallado’.

Y comienza la fiesta. El hijo mayor estaba en el campo, cuando regresó a casa escuchó el sonido de una guitarra y un canto. Entonces llamó a uno de los que son sirvientes y le preguntó qué es lo que sucedía. Él dijo: Tu hermano ha regresado, entonces tu padre ordenó que mataran el ternero cebado porque vio que estaba sano. El hermano mayor estaba enojado y no quería entrar.

El padre inmediatamente salió y lo invitó a pasar; Pero él respondió: “¡Te he servido durante tanto tiempo, nunca he desobedecido tus órdenes y nunca me has dado ni siquiera una cabra para comer con mis amigos! Pero eso sí, si tu hijo ese, que despilfarró todos tus bienes con las mujeres malas, y tú mandas matar al mas gordo becerro’. Entonces el padre le replico: ‘Hijo, tú siempre te encuentras conmigo en todo momento, y todo lo que es mío es tuyo. Pero debemos alegrarnos y celebrar, porque este hermano tuyo murió y volvió a la vida, estaba perdido y lo hallamos.


Reflexión del evangelio de san Lucas, Profundas lecciones espirituales en la parábola del hijo pródigo:

La bien conocida parábola que Jesús narró sobre el hijo pródigo contiene profundas enseñanzas que resuenan fuertemente en nuestros corazones hasta el día de hoy. Cuando el hijo menor le pide al padre su parte de la herencia y luego se va a un país lejano donde la malgasta en una vida de excesos y lujuria, esto simboliza cómo el pecado puede alejarnos completamente del camino recto y de la presencia de Dios.

Al darse cuenta de su tremendo error y de las terribles consecuencias de sus acciones equivocadas, el hijo decide volver arrepentido a la casa del padre. Y el padre, al verlo regresar, sale corriendo a su encuentro, lo abraza fuertemente y le da la bienvenida con un gran banquete, representando así la infinita misericordia, compasión y el ilimitado perdón de nuestro padre celestial. Este acto nos enseña que no importa cuán lejos nos hayamos alejado en el camino del pecado y el error, Dios siempre espera con los brazos abiertos nuestro sincero arrepentimiento para otorgarnos su perdón.

Por otro lado, la indignación y envidia del hijo mayor al ver la celebración que su padre ha preparado para el hijo arrepentido, simboliza cómo el orgullo y los celos pueden cegarnos impidiéndonos perdonar a nuestros hermanos. Debemos aprender a imitar la actitud misericordiosa del padre, que no duda en celebrar el retorno de su hijo perdido, en lugar de envidiar y juzgar duramente como lo hace el hijo mayor.

Esta bellísima parábola del evangelio contiene lecciones eternas y universales sobre la naturaleza del pecado y cómo este nos destruye internamente, el gran poder de la conversión sincera y el arrepentimiento profundo ante Dios, la infinita misericordia y magnanimidad de nuestro padre celestial al perdonarnos una y otra vez, y la importancia de cultivar el perdón hacia quienes nos han ofendido, tal como Dios nos perdona constantemente. Si nos acercamos al Señor con un corazón arrepentido y sincero, su amor y gracia nos transformarán interiormente.

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