Evangelio Del Día Lecturas de hoy 30 de marzo 2024

Lecturas de hoy 30 de marzo 2024

por LaFeCatolica

Homilía De La Vigilia Pascual:
Lecturas de hoy 30 de marzo 2024.
Primera lectura de hoy del libro del ‘Génesis 1, 1 – 2, 2’.

En los inicios Dios creó la tierra y los cielos. Dios dijo: Creamos al hombre a nuestra imagen; que a los peces del mar domine, en las aves del cielo, en todo animal y en las bestias que se arrastra sobre la tierra. Dios creó al hombre a su imagen, creó al hombre a imagen de Dios, varón y hembra los creó. Que Dios los bendiga; Y Dios les dijo: Sed fértiles y multiplíquense, y toda la tierra llenen y sometedla. ‘Dominen los peces del mar’, ‘también las aves del cielo y todo aquel ser viviente que sobre la tierra se mueve’.

Y dijo Dios: He aquí, os he otorgado toda hierba que sobre la faz de la tierra da semilla, y todo aquel árbol frutal que da semilla: Todo ello será vuestro alimento. Y la hierba verde será alimento para todas las fieras de la tierra, y también para toda ave del cielo, y para todo animal que se arrastra sobre la tierra, y para todo ser viviente que respira. » Eso es todo. Dios observó todo aquello que había hecho y que era muy bueno.


Salmo. Manda tu espíritu, Señor, y la faz de la tierra repuebla.

Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto.

Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y sobre las montañas las aguas se posaron.

De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos moran las aves del cielo,
y se escucha su canto entre las frondas.

Desde tu morada riegas los montes,
y de tu acción fecunda se sacia la tierra;
haces brotar hierba para los ganados,
y fraguare para los que sirven al hombre.
Él saca pan de los campos.

Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor!


Segunda lectura de hoy del libro del ‘Génesis 22, 1-18’.

En ese momento, Dios estaba probando a Abraham. el le contó:
¡Abrahán! responder:
“estoy aquí”.
Dios dijo:
Agarra a tu tu único hijo, a quien amas, Isaac, y dirigirte a la tierra de Moria y allí ofrécedmelo en holocausto en uno de las montañas que yo te indicaré. Entonces Abraham se levantó temprano y ensilló su asno, llevando consigo a dos siervos y a su hijo Isaac. Entonces cortó leña para el holocausto y fue al lugar que Dios le había dicho.


Al tercer día, Abraham levantó los ojos y vio el lugar desde lejos. Abraham dijo a sus siervos:
“Quédate aquí con el burro; “Ve allí con el niño a adorar y luego volveremos contigo”.
Entonces Abraham tomó la leña para el holocausto y se la dio a su hijo Isaac, y él trajo el fuego y el cuchillo. Los dos caminaron juntos.
Isaac le dijo a su padre Abraham:
“papá”. responder:
“Soy yo, mi hijo”.

El muchacho dijo:
Fuego y leña ya tenemos, pero ‘¿Y a dónde está el cordero para el holocausto?’ Abraham respondió:
“El Señor provee el cordero para el holocausto, hijo mío”.
Siguieron caminando juntos. Cuando en ese lugar llegó en donde Dios le había dicho, Abraham allí mismo edificó un altar, recogió leña, amarró a su hijo Isaac y sobre el altar lo puso, encima de la leña. Entonces abraham levantó la mano y tomó el cuchillo para cortarle el cuello a su hijo. Pero el ángel del Señor gritó del cielo:
¡Abrahán, Abrahám!

Él respondió:
“estoy aquí”. Entonces el ángel le ordenó:
“No te acerques al niño ni le hagas nada. Ahora veo que temes a Dios porque no has dado tu vida por tu único hijo. Abraham levantó los ojos y vio un carnero con los cuernos en la zarza. Entonces aquel carnero tomó y lo ofreció en holocausto en vez de ofrecer a su hijo. Abraham llamó a este lugar “Dios ve”, por eso todavía hoy se dice “En el monte se ve a Dios”.

El ángel del Señor llamó por segunda vez a Abraham desde el cielo y le dijo: Juro por mí mismo, profeta de Dios: porque has hecho esto, porque no te he guardado a tu hijo, tu único, te bendeciré y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y ‘igual a la arena en la orilla del mar’. Tus descendientes invadirán las puertas del enemigo. Todas las naciones de la tierra serán bendecidas a través de tu descendencia porque has oído mi voz.


Salmo: Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

El Señor es el lote de mi copa y mi heredad,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.

Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque en la región de los muertos no me abandonarás
ni dejarás a tu fiel mirar la corrupción.

Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.


Tercera lectura de hoy del libro del ‘Éxodo 14, 15 – 15, 1’.

En esos días, ‘le dijo el Señor a Moisés’: ¿Por qué sigues regañandome? Decidles a los hijos del pueblo de Israel que se vayan. Y en cuanto a ti, alza tu vara y extiéndela de tu mano sobre el mar y dividid las aguas para que los que son hijos de Israel pasen por el mar y en tierra firme. Y haz que los egipcios se vuelvan tercos y te sigan. Y glorifico a Faraón y a todo su ejército, sus carros y su gente de a caballo. Entonces los egipcios sabrán que yo soy el Señor cuando cubra con mi gloria al Faraón, a sus carros y a su gente de a caballo.

El ángel del Señor caminó delante del ejército de Israel y pasó detrás de él. Entonces la columna de nube que estaba delante de ellos se movió y se puso detrás de ellos, y se puso entre el ejército de los egipcios y el ejército de los hijos de Israel. Las nubes eran espesas y transcurrió toda la noche sin que el ejército se acercara. Y extendió su mano Moisés sobre el mar, y entonces el Señor hizo que retrocediera el mar con un fuerte viento proveniente del este que hizo soplar toda la noche. El mar es poco profundo y el agua está dividida.

Entonces los hijos de Israel entraron en medio del mar en tierra firme, y las aguas los cercaron a derecha e izquierda. Entonces los egipcios los persiguieron y arrojaron todos los caballos, carros y gente de a caballo de Faraón en medio del mar. Aquel día el Señor miró hacia los egipcios desde la columna de fuego y de humo, y asustó a los egipcios. Bloqueó sus ruedas, provocando que avanzaran con fuerza. Los egipcios dijeron: Huyamos de delante de los hijos de Israel, porque el Señor peleará contra Egipto por ellos”.

Entonces el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, y el agua volverá a los egipcios, a sus carros y a su gente de a caballo”. Moisés extendió su mano sobre el mar. Al amanecer, el mar volvió a su estado natural, y los egipcios, mientras huían, se arrojaron al agua. Entonces Dios arrojó a los egipcios en medio del mar. Entonces el agua volvió a bajar y cubrió los carros, la gente de a caballo y todo el ejército de Faraón que había entrado en el mar. Nadie se salvó.

Pero los hijos de Israel pasaron por en medio del mar como si estuvieran en tierra seca, y el agua era como un muro a derecha e izquierda. En aquel día Jehová salvó a los hijos de Israel de la mano de los egipcios, y los hijos de Israel vieron a los egipcios muertos junto al mar, y el pueblo de Israel vio la mano fuerte de Jehová extendida contra los egipcios, así que el el pueblo temía al Señor y creía en el Señor. En tu siervo Moisés. ‘Moisés y también los hijos del pueblo de Israel’, ‘cantaron este cántico al Señor.


Salmo: Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria:

Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria,
carros y caballos ha lanzado en el mar.
Mi poder y mi fuerza es el Señor,
El fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo engrandeceré.

El Señor es un guerrero,
su nombre es “El Señor”.
Lanzó al mar los carros del faraón,
y a sus mejores capitanes ahogó en el mar Rojo.

Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo.

Lo introduces y lo cosechas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos.
El Señor reina por siempre jamás.


Cuarta lectura de hoy del libro de ‘Isaías 54, 5-14’.

Quien te desposa es tu Hacedor:
su nombre es Señor todopoderoso.

Tu libertador es el Santo de Israel:
se llama «Dios de toda la tierra».

Como a mujer abandonada y abatida
te llama el Señor;
como a esposa de juventud, repudiada
dice tu Dios.

Por un instante te abandoné,
pero con gran cariño te reuniré.

En un arrebato de ira,
por un instante te escondí mi rostro,
pero con amor eterno te quiero
dice el Señor, tu libertador.

Como en los días de Noé me sucede:
juré que las aguas de Noé
no volverían a cubrir la tierra;
así juro no irritarme contra ti
ni amenazarte.

Aunque los montes cambiasen
y vacilaran las colinas,
no cambiaría mi amor,
ni vacilaría mi alianza de paz
dice el Señor que te quiere.

¡Ciudad afligida, azotada por el viento,
a quien nadie consuela!

Mira, yo mismo asiento tus piedras sobre azabaches,
tus cimientos sobre zafiros;
haré tus almenas de rubí,
tus puertas de esmeralda,
y de piedras preciosas tus bastiones.

Tus hijos serán discípulos del Señor,
gozarán de gran prosperidad tus constructores.

Tendrás tu fundamento en la justicia:
lejos de la opresión, no tendrás que temer;
lejos del terror, que no se acercará.


Salmo: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

Te ensalzaré, Señor, porque me has librado
y no has consentido que mis enemigos se rían de mí.
Señor, sacaste mi vida del abismo,
y cuando bajaba a la fosa me hiciste revivir.

Tañed para el Señor, fieles suyos,
celebrad el recuerdo de su nombre santo;
su cólera dura un instante;
su bondad, de por vida;
al atardecer nos visita el llanto;
por la mañana, el júbilo.

Escucha, Señor, y ten piedad de mí;
Señor, socórreme.
Cambiaste mi luto en danzas.
Señor Dios mío, te daré gracias por siempre.


Quinta lectura de hoy del libro de ‘Isaías 55, 1-11’.

Sedientos todos, acudid por agua;
venid, también los que no tenéis dinero:
comprad trigo y comed, venid y comprad,
sin dinero y de balde, leche y vino.

¿Por qué solo gastar dinero en lo que
no alimenta y el salario en lo que no brinda hartura?
Escuchadme atentos y comeréis bien,
saborearéis platos sustanciosos.

Inclinad vuestro oído, venid a mí:
escuchadme y viviréis.

Sellaré con vosotros una alianza perpetua,
las misericordias firmes hechas a David:
lo hice mi testigo para los pueblos,
guía y soberano de naciones.

Tú llamarás a un pueblo desconocido,
y correrá hacia ti un pueblo que no te conocía;
porque el Señor tu Dios,
el Santo de Israel te glorifica.

Buscad al Señor mientras se deja encontrar,
invocadlo mientras está cerca.

Que el malvado abandone su camino,
y el malhechor sus planes;
que se convierta al Señor, y él tendrá piedad,
a nuestro Dios, que en perdón es rico.

Porque mis planes no son vuestros planes,
vuestros caminos no son mis caminos
oráculo del Señor.

Cuanto dista el cielo de la tierra,
así distan mis caminos de los vuestros,
y mis planes de vuestros planes.

Como desciende la lluvia y también la nieve desde el cielo,
y no regresan allá sino después de mojar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
para que dé semilla al sembrador
y pan al que come,
así será mi palabra que sale de mi boca:
no volverá a mí vacía,
sino que cumplirá mi deseo
y llevará a cabo mi encargo


Salmo: Aguas con gozo sacaran de las fuentes de la salvación.

«Él es mi Dios y Salvador:
confiaré y no temeré,
porque mi poder y mi fuerza es el Señor,
él fue mi salvación».
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación.

«Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso».

Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sion,
porque es inmenso en medio de ti el Santo de Israel.


Sexta lectura de hoy del libro de Baruc 3, 9-15. 32 – 4, 4.

Escucha, Israel, mandatos de vida;
presta oído y aprende prudencia.
¿Cuál es la razón, Israel,
de que sigas en país enemigo,
envejeciendo en tierra extranjera;
de que te crean un ser contaminado,
un muerto habitante del Abismo?

¡Abandonaste la fuente de la sabiduría!
Si hubieras seguido el camino de Dios,
habitarías en paz para siempre.

Aprende dónde está la prudencia,
dónde el valor y la inteligencia,
dónde una larga vida,
la paz y la luz de los ojos.
¿Quién encontró su lugar
o tuvo acceso a sus tesoros?

El que todo lo sabe la conoce,
la ha examinado y la penetra;
el que creó la tierra para siempre
y la llenó de animales cuadrúpedos;
el que manda la luz y le obedece,
la llama y acude temblorosa;
a los astros que velan gozosos
arriba en sus puestos de guardia,
los llama, y responden: «Presentes»,
y brillan gozosos para su Creador.

Este es nuestro Dios,
y no hay ninguno quien se le pueda comparar;
rastreó el camino de la inteligencia
y se lo enseñó a su hijo, Jacob,
se lo mostró a su amado, Israel.

Después apareció en el mundo
y vivió en medio de los hombres.
Es el libro de los mandamientos de Dios,
la ley de validez eterna:
los que la guarden vivirán;
los que la abandonen morirán.

Vuélvete, Jacob, a recibirla,
camina al resplandor de su luz;
no entregues a otros tu gloria,
ni tu dignidad a un pueblo extranjero.
¡Dichosos nosotros, Israel,
que conocemos lo que agrada al Señor!


Salmo: Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes.

Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos.

El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y eternamente justos.

Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila.


Séptima lectura de hoy de la profecía de ‘Ezequiel 36, 16-28’.

Me vino esta palabra del Señor:
la casa de Israel profanó el Hijo del hombre,
con su conducta y sus acciones
la tierra en que habitaba.

Me enfurecí contra ellos,
por la sangre que habían esparcido en el país,
y por haberlo profanado con sus ídolos.

Los dispersé por las naciones,
y anduvieron dispersos por diversos países.
Los he juzgado según sus acciones y su conducta.

Al llegar a las diversas naciones,
profanaron mi santo nombre,
ya que de ellos se decía:
“Estos son el pueblo del Señor
y han debido abandonar su tierra”.

Así que mi santo nombre tuve que defender,
profanado por la casa de Israel
entre las naciones adonde había ido.
Por eso, di a la morada de Israel:
“Esto dice el Señor Dios:

No hago esto por vosotros, morada de Israel,
sino que por mi santo nombre, profanado por ustedes
en las naciones a las que fuisteis.

Manifestaré la santidad de mi gran nombre,
profanado entre los gentiles,
porque ustedes lo habéis profanado en medio de ellos.

Las naciones reconocerán que el Señor yo soy
oráculo del Señor Dios,
cuando por medio de ustedes les haga mirar mi santidad.

Os recogeré de entre las naciones,
os reuniré de todos los países
y os llevaré a vuestra tierra.

Derramaré sobre vosotros un agua pura
que os purificará:
de todas vuestras inmundicias e idolatrías
os he de purificar;
y os daré un corazón nuevo,
y os infundiré un espíritu nuevo;
de su carne arrancaré el corazón de piedra,
y os daré un corazón de carne.

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que otorgue a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios”».


Salmo:

Como busca la cierva corrientes de agua,
así es como mi alma te busca a ti, Dios mío.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios?

Cómo entraba en el recinto santo,
cómo avanzaba hacia la casa de Dios,
entre cantos de júbilo y alabanza,
en el bullicio de la fiesta.

Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada.
Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría;
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío.


Octava lectura de hoy de la carta del apóstol san Pablo a los ‘Romanos 6, 3-11’.

Hermanos: Todo aquel que fue bautizado en Jesucristo fue bautizado en su muerte. Por el bautismo somos sepultados con Él en la muerte, para que así como Cristo resucitó de entre los muertos en la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en novedad de vida. Porque si estuvimos unidos en Él en una muerte como la Suya, entonces también estamos unidos en Él en Su resurrección como la Suya.

Conociendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con Cristo, para que fuera destrozado el cuerpo de todo pecado, y, de este manera, ‘nosotros dejáramos de servir al pecado’; porque quedara libre del pecado quien muere. Si con Cristo morimos, creemos que viviremos también con él. Porque sabemos que después de que Cristo resucitó de entre los muertos, ya no morirá más. La muerte ya no posee poder sobre él. Porque quien muere, muere en pecado de una vez por todas. Quien vive, vive para Dios. Ustedes también consideraos muertos al pecado y para Dios vivos en Cristo Jesús.


Salmo: Aleluya, aleluya. aleluya.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.


Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Marcos 16, 1-7’.

Después del sábado, María la de Santiago, María Magdalena y Salomé compraron aromas para ir a embalsamar el cuerpo de Jesús. Y tan temprano, del primer día de la semana, cuando el sol salía, fueron al sepulcro. Y unas a otras se decían: ¿Quién sera el que nos correrá la piedra de la entrada de la tumba? Al observar, entonces vieron que la piedra estaba ya corrida, y eso que era demasiado grande.

Ingresaron en el sepulcro y miraron a un joven sentado al lado derecho, que vestía de blanco. Y entonces se asustaron. Él les dijo: No os espanteis. ¿Estáis buscando a Jesús el Nazareno, el crucificado? El ya no está aquí. El ha resucitado. Vean el sitio donde lo habían puesto. Ahora vallan a decir a sus discípulos y también a Pedro: Él ya va por delante de ustedes a la ciudad de Galilea. Allí lo verán, como os dijo.


Reflexión sobre la Resurrección de Jesús: La Mañana de Pascua:

En el Evangelio según san Marcos 16, 1-7, nos encontramos con un momento trascendental: la resurrección de Jesús. María Magdalena, María la de Santiago y Salomé, mujeres valientes y llenas de amor, se dirigieron al sepulcro temprano en la mañana, llevando consigo aromas para embalsamar al Señor.

La piedra que sellaba la entrada del sepulcro, aunque grande, había sido rodada por un ángel del Señor. Este ángel, con su aspecto relampagueante y vestido de blanco, les anunció la noticia más asombrosa: Jesús ha resucitado. El lugar donde lo habían colocado estaba vacío, y la tumba no contenía su cuerpo. El Salvador había vencido la muerte y se había levantado de entre los muertos.

Imaginemos a esas mujeres, con una mezcla de miedo y gozo, corriendo hacia los discípulos para compartir la noticia. Pero Jesús no se quedó atrás. Él salió al encuentro de ellas, lleno de misericordia, y les dijo: “No temáis”. Les encomendó una misión: anunciar a los discípulos que Él va por delante de ellos a Galilea. Allí, en esa tierra familiar, tendrían un encuentro con el Resucitado.

¿Qué podemos aprender de esta historia?

  1. La resurrección es real: La tumba vacía no es un mito ni una leyenda. Es un hecho histórico que cambió el curso de la humanidad. Jesús vive, y su victoria sobre la muerte nos da esperanza y sentido.
  2. El miedo y la alegría: Las mujeres experimentaron una mezcla de emociones. El miedo inicial se transformó en gozo al encontrarse con el Señor. Así también en nuestra vida, podemos enfrentar dificultades y miedos, pero la presencia de Jesús nos llena de alegría y nos impulsa a compartir su mensaje.
  3. La misión de anunciar: Jesús nos envía como testigos de su resurrección. No debemos quedarnos callados. Debemos llevar la buena noticia a los demás, como esas mujeres valientes que corrieron a contar a los discípulos.

En esta Pascua, recordemos que Jesús está vivo. Él va delante de nosotros, guiándonos en nuestro camino. Que su resurrección nos llene de esperanza y nos impulse a proclamar su amor al mundo. ¡Felices Pascuas! 🌟🙏

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