El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: “Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto”.
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.
Meditación:
En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice:
“No estés triste, sonríe y vive con alegría, porque yo siempre estoy contigo.”
¡Hola, chicos!
En el Evangelio de hoy, Jesús nos habla en su Palabra a través de la mirada del discípulo Juan, en la escena de su Resurrección.
Nos encontramos con tres personajes que nos dejan una hermosa enseñanza:
1. María Magdalena: Cuando María Magdalena conoció a Jesús, ¡le cambió la vida por completo!
Era pecadora, Jesús la perdonó, y ella lo siguió.
Todas las mañanas, lo primero que hacía era buscar al Maestro, como cuando vamos a buscar a nuestros papás para que nos den un beso al despertar.
¿Qué es lo primero que haces cuando inicias el día?
2. Juan: Conocido como el discípulo amado. En la Última Cena, Juan había experimentado lo que era sentir el latido del corazón de Jesús.
El amor que sentía hacia Jesús lo llevaba a hacer cosas buenas para Dios.
Él va corriendo…
¿Cómo llevas tú a tus amigos el amor de Jesús?
3. Pedro: En Pedro vemos al primer Papa, el que negó a Jesús tres veces.
No entendía qué era lo que pasaba, pero su corazón le decía: “Algo especial está pasando”.
Ese día, Pedro vio que Jesús había resucitado. ¡Jesús estaba vivo!
Esto hizo que Pedro se sintiera feliz y con esperanza.Hoy, Jesús nos dice:
“No estés triste, sonríe y vive con alegría, porque yo siempre estoy contigo.”
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