En el marco de una profunda oración de súplica y devoción, se encuentra nuestra oración por la compañía de Dios y que nos de su iluminación nos guíen cada aspecto de la vida diaria. El anhelo de acercarse al Padre Celestial y ser influencia para otros, basada en la luz y el amor divinos, es el motor de esta fervorosa oración.
El fiel busca estrechar su relación con Dios y seguir Sus enseñanzas, consciente de que en Su presencia encontrará el aliento, el consuelo y la fortaleza para enfrentar cualquier situación. Las palabras pronunciadas con amor y fe manifiestan el deseo de vivir en obediencia y confianza, reconociendo la lealtad y bondad de Dios a lo largo de la historia, y buscando siempre el beneficio del Creador en cada acción y palabra.
Nuestra oración por la compañía de Dios:
¡Señor y querido Padre Celestial, por favor ilumina mi vida hoy! Quiero influenciar a otros con mi luz y amor. Anhelo que mi corazón esté muy cerca de ti hoy.
Quiero ser como tú. ¡Acompáñame siempre, Señor! Guíame en todo lo que debo hacer y ayúdame a aferrarme a Ti en mi trabajo diario. Que nunca olvide que confío en ti en cada situación. Señor, atesoraré las cosas que son importantes para ti. Que todas mis acciones y palabras este día te beneficien. Guíame y ayúdame, Padre.
Señor, en este día quiero abrazar Tu presencia y Tus promesas. Abordaré lo que dices sobre mí, mi familia y nuestra situación. Por favor, ayúdame a escuchar tu voz por el aliento y el consuelo que quieres darme hoy.
Recuérdame a lo largo del día que no olvidaré que estás conmigo y que todo estará bien contigo a mi lado. ¡Quiero ser feliz por ti! Recordaré todas las cosas buenas que has hecho por mí y mi familia.
¡Has sido muy leal! Hoy te seguiré viendo e iré como tú quieras. Dame la fuerza para hacerlo realidad. ¡Señor, te amo y viviré por ti! Estoy en tus manos hoy y siempre, Amén...
Conclusión:
Esta conmovedora oración es un reflejo del anhelo sincero de la persona de estar en compañía de Dios en cada instante de su vida. Al expresar su amor y dependencia hacia Él, se compromete a seguir Su voluntad y recibir Su guía para afrontar los desafíos cotidianos. La seguridad en la presencia constante del Señor infunde confianza y esperanza en el fiel, quien, al recordar las bendiciones recibidas, se siente motivado a vivir en obediencia y gratitud.
La búsqueda de cercanía con Dios no solo es una súplica por el bienestar personal, sino también por el bienestar de su familia y seres queridos. Concluye su plegaria con la certeza de que, al abrazar la presencia divina y seguir Sus promesas, hallará la fuerza para llevar a cabo su propósito y vivir plenamente en el amor del Señor.