Lecturas de hoy 11 de junio 2023

por LaFeCatolica
Lecturas de hoy 11 de junio 2023

Lecturas de hoy 11 de junio 2023.
Primera lectura de hoy del libro del ‘Deuteronomio 8, 2-3. 14-16’.

En ese momento, Moisés habló al pueblo y les dijo: “Acordaos de cómo el Señor vuestro Dios os llevó por el desierto durante cuarenta años para atormentaros, para poneros a prueba y saber si obedeceríais sus mandamientos o no. Te torturó, te hizo morir de hambre y luego te alimentó con maná, que ni tú ni tus padres sabían, y dijo que la gente no vive solo de comida, sino de toda palabra que proviene de la boca de Dios.

Para que no olvides que el Señor tu Dios te sacó de Egipto y de la tierra de la servidumbre; os condujo por un desierto grande y terrible lleno de serpientes y escorpiones; él trajo agua de las corrientes más fuertes de las rocas del desierto y te alimentó en el desierto con néctar desconocido para tus antepasados.”


Salmo responsorial de hoy 147, 12-13. 14-15. 19-20. Glorifica al Señor, Jerusalén.

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha fortalecido los cerrojos de tus puertas,
y ha tus hijos a consagrado dentro de ti.
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz.
Glorifica al Señor, Jerusalén.
Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.


Segunda lectura de hoy de la primera carta del apóstol san Pablo a los ‘Corintios 10, 16-17’.

Hermanos: ‘El cáliz de consagración con la cual damos gracias’, ‘¿no nos acerca a Cristo por medio de su sangre?’ El pan que dividimos, ‘¿no nos une a Cristo a través de su carne?’ ‘El pan es uno’, y por eso nosotros, siendo varios, juntamos un todo, porque todos comemos de igual mismo pan.


Lectura del santo evangelio según san ‘Juan 6, 51-58’.

En ese tiempo, ‘dice Jesús a los judíos’: ‘Yo soy el pan vivo que desde el cielo bajo’; ‘el que de este pan come vivirá por siempre’. ‘El pan que yo os daré es carne mía’, ‘para que tenga vida el mundo’. Empezaron Los judíos a discutir entre ellos: ‘¿Cómo su carne puede darnos?’ les dijo Jesús: De verdad os digo, que si la carne del Hijo del hombre no coméis y también bebed su sangre, vida no tendréis.

‘El que de mi carne come y también bebe de mi sangre vida perdurable tiene’, ‘y yo lo resucitaré. arriba’. ‘por última vez.’ un día. ‘Mi carne es autentica comida y mi sangre es autentica bebida. ‘El que de mi carne come y también bebe mi sangre’, ‘permanece en mí’, ‘y yo en él’. Como el Padre que me envió tiene vida, y como yo vivo por él, así el que me come vivirá por mí. Es el pan que desde del cielo bajo; ‘no es como el maná que consumieron sus padres porque murieron’. ‘El que de este pan come vivirá para siempre’.


Reflexión sobre el Evangelio según san Juan 6, 51-58: El Pan de Vida Eterna:

En este pasaje del Santo Evangelio según san Juan, Jesús se revela como el pan vivo que ha descendido del cielo, ofreciendo a aquellos que coman de este pan la promesa de vida eterna. Jesús proclama que el pan que Él dará es su propia carne, entregada por amor al mundo para que encuentre vida en Él.

Al escuchar estas palabras, los judíos comienzan a discutir entre sí, sorprendidos e incrédulos ante la idea de comer la carne de Jesús. Sin embargo, Jesús insiste en la importancia vital de esta acción. Él afirma que si no comemos su carne y bebemos su sangre, no podremos tener vida en nosotros mismos. Estas palabras pueden resultar difíciles de comprender y aceptar, pero en ellas se encuentra el misterio del amor y la salvación que Jesús nos ofrece.

Jesús nos revela que al comer su carne y beber su sangre, participamos de su vida divina. Nos invita a una comunión profunda y espiritual con Él, donde su presencia real se hace presente en nosotros. Al participar de la Eucaristía, recibimos su cuerpo y sangre, y así nos unimos íntimamente a Él. Esta comunión nos transforma y nos concede la vida eterna, prometiéndonos que seremos resucitados en el último día.

El pan que Jesús nos ofrece no es como el maná que comieron los antiguos israelitas en el desierto y murieron. Este pan trasciende lo terrenal y nos brinda una vida que no se acaba. Es un alimento espiritual que nos nutre, fortalece nuestra fe y nos conecta con el amor infinito de Dios.

Al reflexionar sobre estas palabras de Jesús, somos desafiados a abrir nuestros corazones y a creer en su mensaje. Nos invita a confiar en su palabra, a acoger su ofrecimiento de vida eterna y a vivir en íntima comunión con Él. A través de la Eucaristía, podemos experimentar su presencia viva y real, y así encontrar plenitud y sentido en nuestras vidas.

Que esta reflexión nos ayude a valorar y agradecer el regalo inmenso que Jesús nos hace al ofrecerse como el Pan de Vida. Que podamos acercarnos a Él con humildad y fervor, reconociendo que en su cuerpo y sangre encontramos el alimento que sacia nuestra hambre espiritual y nos permite vivir en unión con Dios. Que el Pan de Vida sea nuestra fortaleza y guía en nuestro camino hacia la vida eterna. Amén.

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