Recordemos que la oración a la divina providencia de Dios no sólo nos ha llamado a vivir una vida recta, sino también a compartirla con los demás. Tantas personas se han visto privadas de una buena calidad de vida o de una oportunidad para una buena causa por circunstancias ajenas a su voluntad. Estamos llamados a compartir con los demás el amor y las bendiciones que nos corresponden.
Dios ha dicho que debemos rezar por quienes nos escuchan, es decir, por quienes Él puede oír en Su Cielo. Hacerlo es darle las gracias no sólo por guiar nuestros caminos, sino también por dar voz a los que no pueden ser oídos. Porque cada uno de nosotros es mensajero de alguien, escuchar nuestras oraciones es señal de que somos atraídos hacia Él por Su amoroso amor y, como tal, se ha revelado en medio de nosotros.
Reza a la Divina Providencia para que hable con más claridad y fervor de tus necesidades y de las de los demás. No te limites a pedir por alguna persona o agencia en especial; pide más bien por todas las personas que te rodean -tus padres, tus hermanos, amigos, profesores, compañeros de trabajo- y pídeles que recen contigo. Esto puede parecer muy sencillo, pero en realidad es muy significativo e importante. Cuantas más personas te ayuden a rezar por ellas, mejor te irá al final. Tu oración se convertirá en parte de su rutina diaria.
Reza esta oración a la Divina Providencia:
A la Divina Providencia, que siempre nos guía,
te damos las inmensas gracias por los dones que nos has dado.
Nos has dado tanto amor, tanto consuelo y luz,
que nos has guiado cuando no sabíamos qué hacer.
Te alabamos por la sabiduría que nos diste,
por darnos la oportunidad de aprender y crecer.
Tu Palabra se nos ha revelado en todas las formas
y nos has dado una razón para vivir.
Te damos gracias por toda la bondad que nos has mostrado,
por tu grandeza, tu amor y tu poder.
Seguimos el camino que nos has trazado
y buscamos encontrar tu verdadero amor.
¡Oh divina providencia!
¡Dame tu gracia y bondad infinita!
Arrodillado ante tus árboles y ante tu caridad amenazante.
Te pido mi casa, ropa y comida. Danos inmensa salud, y también guíanos por el buen camino.
Que la virtud nos guíe siempre el destino. Eres toda mi esperanza.
eres mi consuelo. Tan pronto como mis pensamientos alcanzan
Te creo a ti
Te creo oh divina providencia.
Tu destino se trata de cada momento.
Que nunca nos agá falta la casa, vestido y sobre todo el sagrado alimento amen.