Evangelio Del Día Oración Para Agradecer A La Madre

Oración Para Agradecer A La Madre

por LaFeCatolica

La oración para agradecer a la madre, todo es gracias. Mi vida, mi salud, mi familia, mi consuelo. Con sus heridas y sus alegrías.

Oh madre mía miro hacia atrás mi vida y pienso que todo es un don, todo es un gracia madre. Mi vida, mi familia, mi propia historia. Con sus heridas y sus alegrías. Todo es un regalo. Y tener días para estar agradecido por eso. Porque un corazón que no agradece se endurece. Y gracias madre. Agradezco a la persona que me llevó en el vientre durante nueve meses. Me alimenta, me sana, me retiene y me abraza en cada éxito.

El que se reía de mi risa. El que lloró mi llanto. La gente perdida me encuentra. El que me esperó cuando llegué tarde. Soportó mi ausencia. Y se sintió llena cuando me vio venir. Escuchó mis penas. alivia mi dolor. El que amaba mis sueños. Ella me dio la vida tantas veces, cada vez que murió me dio nueva vida. Gracias madre por caminar conmigo, cuidando de mi tristeza. Se despierta al alba y me espera en las noches de desvelo.

Ella sabía de mi tristeza antes de que les dijera. ella sabe lo que me pasa y yo todavía no lo sé. Amaba mis pasos antes de que yo los guiara. Ella que calmó mis lágrimas cuando no encontraba consuelo. Y ve mis victorias sabiendo que son suyas. Ella que vivió mi vida sin importarle mi frialdad. Ella que lloraba por mi tristeza, trataba de consolarme. La persona que perdió el apetito y perdió el sueño me acompañó enferma. Ella que me vistió de alegría. Y sé que nunca te dejaré.

Que siempre estaría ahí para mí y nunca dejaría de mirarme, sin importar nada. Ella que inventaba mil juegos cada vez que jugaba. Desarrolló proyectos para mí para que pudiera diseñar yo mismo. La que me hizo volar con el miedo en las venas.

Ella que me dejó ir sabiendo que volvería. Ella que camina cada paso del camino inclina la cabeza cuando estoy perdido. Y está esperando en la puerta el día de su regreso. Perdonó mis errores antes que ellos. Las personas que están satisfechas con mis decisiones nunca juzgan mis movimientos.

Ella que lloró cuando me fui, solo de pensar, nunca de reproche. Y se alegra todos los días de haber regresado sin echarme en cara mi tardanza. La persona que me hizo las comidas más ricas. Y me dio los regalos más maravillosos. Alguien sabía de mis miedos antes de que los confesara.

Y me animó a ser valiente, a dar la vida, a hacer mis propias acrobacias. Gracias mamá por sacarme de mi tristeza y abrazarme. Su alegría llenó mi alma y me hizo creer que él era el más hermoso, el más sabio, el más inteligente de todos mis hijos. Y yo lo creí. Porque ella lo creía. Y me enseñó a caminar en un mundo algo confuso. Me animó con sus palabras, siempre llenas de esperanza. Me guió por la vida junto a mi padre. Soplaron dos vientos y la tormenta se calmó.

Gracias a la madre que nunca quiso detenerme. Más bien, quería que volara y caminara imprudentemente. No es egoísta y acepta lo que los demás quieren que tenga. No se rebela cuando sus planes no coinciden con lo que he elegido.

Ella siempre está lista para caminar a mi lado, siempre siguiendo mis pasos y animando a los que me han seguido. Mi madre entra en mi vida todos los días cuando me despierto. Dime que el presente, el muerto, se va. Y los sueños no soñados fueron olvidados. Me dijo que no hay peor empresa que la que nunca será absorbida.

Me recuerda que el amor que no se da muere. Sabía que tenía dudas y no tenía prisa conmigo. Dame tiempo y espera a que me decida. No me dice lo que es verdad. Simplemente me aconsejó sabiamente, sin presiones, sin imponer nada. Estoy agradecido de que mi madre no sea mala. Olvídate de mis errores.

Se regocija en mis pasos. Aférrate a mi miedo. Recoge mi espíritu caído. No mantiene un registro de las cosas que hice mal o las cosas buenas que me perdí. Ella conocía mis miedos antes de que te los contara. Y sonrió cuando me vio siguiéndolo en silencio. Puedo sentir su abrazo, su mirada me hace creer que todo es posible. Ya no tengo miedo cuando pienso en mi madre y siento su presencia. Ella hizo todo lo que pudo.

Y todavía lo es. No tiene miedo, siempre está esperando, acompaña mi soledad y se regocija en mis alegrías. Mi madre sabe todo lo que hay dentro de mí, lo que me está pasando. Él no está agobiado por mi culpa o falta. Fue tocado por mis debilidades. Y siempre me abrazó, desde que un día era un bebé y me dormí en sus brazos.

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