Primera semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 12 de enero 2024.
Primera lectura de hoy del primer libro de ‘Samuel 8, 4-7. 10-22’.
En esos días, todos los ancianos de Israel se reunieron en Ramá y se encontraron con Samuel y le dijeron: He aquí, eres viejo y tus hijos no siguen tu ejemplo. Entonces danos un rey que nos gobierne como tú gobiernas sobre todos. las Naciones.’ A Samuel le disgustó que estuvieran buscando un rey. Entonces Samuel oró al Señor y dijo: “Da al pueblo lo que te pide. Porque no me aceptan y no quieren que sea rey”. Samuel habló la palabra de Dios al pueblo que le pedía un rey.
‘Ved cómo os trata el rey que os gobierna’. Lleva a tus hijos al servicio de sus carros y de su gente de a caballo. Lo lleva delante del carruaje. Algunos mandan mil soldados, otros cincuenta. Otros deben cultivar y cosechar sus propias tierras. Obliga a otros a crear armas y equipo de guerra para sus tanques. También lleva a sus hijas a ser perfumistas, cocineras y pasteleras. Él tomará tus mejores campos, viñedos y olivares y se los dará a sus siervos. Exigió la décima parte de vuestro producto y de vuestras viñas y se la dio a sus siervos y sirvientes.
Tomarán tus carros y tus mejores bueyes y asnos y los usarán para sus propósitos. Os pedirá la décima parte de vuestro ganado y seréis sus siervos. En aquel día clamarás a Jehová contra el rey que has elegido, pero Jehová no te responderá. Sin embargo, el pueblo no escuchó la advertencia de Samuel y dijo: “Todo se ha ido. Queremos ser reyes y ser como otras naciones. Nuestro rey nos gobierna y dirige nuestra batalla. Samuel escuchó al pueblo y se lo contó al Señor. Le dijo el Señor: Escuchadlos y dejad que un rey gobierne sobre ellos.
Salmo responsorial de hoy 88, 16-17. 18-19. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
oh, Señor, caminará, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo.
Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.
Porque tú eres su fuerza y su honor,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo
y el Santo de Israel nuestro rey.
Evangelio de hoy:
Lectura del santo evangelio según san ‘Marcos 2, 1-12’.
Cuando Jesús regresó a Cafarnaúm, se corrió la voz de que estaba en casa, y al instante vino una gran multitud y no había lugar a la puerta. Mientras enseñaba la doctrina, intentaron mostrarle el costal que llevaban los cuatro hombres. Pero como no podían acercarse a Jesús a causa de la multitud, Jesús quitó el palio de donde estaba y colocó al enfermo en una camilla. Cuando Jesús vio la fe del pueblo, dijo al cojo: “Hijo, tu pecado te es perdonado”. Algunos maestros religiosos que estaban sentados allí dijeron: “¿Por qué esta persona dice esto?” Esto es una blasfemia.
“¿Quién puede perdonar los pecados sino que solo Dios?” Jesús conocía sus pensamientos y les dijo: “¿Por qué pensáis esto? ¿Es más fácil decirle a un paralítico: ‘Tus pecados te son perdonados’ o ‘Levántate, toma tu camilla y vete a casa’?” Pues para que sepáis el Hijo del Hombre posee poder en la tierra para perdonar pecados. Te ordeno que te levantes, tomes tu cama y te vayas a casa. Inmediatamente el hombre se levantó, tomó su camilla y salió delante de todos, asombrado y alabando a Dios, diciendo: Nunca habíamos visto tal cosa.
Reflexión del evangelio de san Marcos 2 1-12:
El pasaje del Evangelio de San Marcos 2, 1-12 nos presenta una poderosa reflexión sobre la fe, la perseverancia y el poder de Jesús para perdonar los pecados. En la historia, Jesús regresa a Cafarnaúm y su reputación como maestro y sanador atrae a multitudes a su puerta. Un grupo de hombres, demostrando una fe inquebrantable, lleva a su amigo paralítico a Jesús para ser sanado. La multitud es tan densa que deciden subir al techo y bajar a su amigo a través de un agujero que hacen en el techo.
La fe de estos hombres impresiona a Jesús, quien no solo sana al paralítico, sino que también le perdona sus pecados. Esto provoca la ira de los escribas presentes, quienes consideran blasfemo que Jesús, un hombre, perdone pecados, un acto que solo Dios puede realizar.
Jesús, conociendo sus pensamientos, desafía a los escribas preguntándoles qué es más fácil: ¿decir ‘tus pecados son perdonados’ o ‘levántate y camina’? Para demostrar que tiene la autoridad para perdonar pecados en la tierra, Jesús le dice al paralítico que se levante, recoja su camilla y se vaya a casa, lo cual hace inmediatamente, dejando a todos asombrados.
Esta historia nos recuerda el poder de la fe y la autoridad de Jesús para perdonar pecados. Nos desafía a tener la fe de los hombres que bajaron a su amigo a través del techo, y a reconocer a Jesús como nuestro sanador y redentor.