Las Santas Fusca y Maura son conocidas por su resistencia a la persecución de los romanos. Se han convertido en una parte integral de la historia de la Iglesia Católica y son adoradas por los cristianos de todo el mundo. Esta celebración fue una de las primeras en ser reconocidas por la iglesia. Las Santas Fusca y Maura fueron dos hermanas cristianas del siglo III que vivían en la región de Bitinia, en lo que hoy es la Turquía moderna. Estas dos mujeres resistieron la persecución de los romanos y se mantuvieron firmes en su fe cristiana, lo que les valió el título de.
“Fusca Y Maura Mártires de la Resistencia Cristiana”.
Durante el día de las Santas Fusca y Maura, los cristianos de todo el mundo se reúnen para rendir homenaje a estas dos mujeres heroicas. El día comienza con una misa en la que se honra a las dos hermanas y se recuerdan sus logros. Después de la misa, los asistentes pueden participar en cultos, retiros espirituales, rituales de oración y procesiones. Estas actividades sirven para recordar a las santas y su legado.
También es común que los devotos de las Santas Fusca y Maura lleven su imagen a las iglesias y las exhiban en sus hogares como señal de devoción. Esto ayuda a mantener su memoria y su legado vivos en la mente de los cristianos. Además de recordar a las Santas Fusca y Maura, el día también se usa para reflexionar sobre la historia de la Iglesia y sobre las buenas prácticas que se deben tomar en relación a esta institución.
Santas Fusca Y Maura, Mártires de la persecución
Durante la persecución de Decio, una joven de 21 años de Rávena llamada Fusca quería convertirse al cristianismo. Se lo contó a Maura, su enfermera, quien la animó y aconsejó que también se convirtiera al cristianismo. Buscaron a un sacerdote llamado Ermoloro, quien los bautizó. Al enterarse de lo sucedido, el padre de Fusca se enfureció y trató de varias formas de hacer que su hija volviera a la idolatría.
Pero como no pudo quebrantar su testamento, se lo comunicó al gobernador Quintiliano. Envió secuaces para detener a Fusca y su enfermera, pero cuando vieron al ángel junto a la niña, los secuaces no se atrevieron a cumplir la orden. Dos cristianos tuvieron que acudir voluntariamente a los tribunales para declarar su fe en Jesucristo. Fueron brutalmente golpeados y luego asesinadas.