XXIV semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 18 de septiembre 2023.
Primera lectura de hoy de la primera carta del apóstol san Pablo a ‘Timoteo 2,1-8’.
Hermano, te pido ante todo que ores, súplicas, plegarias y des gracias por todos los hombres y muy especialmente por el Jefe de Estado y por otras instituciones, para que podamos vivir una vida tranquila y pacífica, devotos de Dios y honorables en todos los sentidos. Esto agrada a Dios nuestro Salvador, porque quiere que todos se salven y todos lleguen al conocimiento de la verdad, porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, el cual también es hombre.
Que se ofreció a sí mismo como rescate por todos. Él lo ha demostrado en su tiempo, y soy he sido ordenado predicador y apóstol, habló la verdad y no miento, y enseñó la fe y la verdad. Por lo tanto, espero que las personas se alejen del odio y la división y levanten sus manos limpias en oración al cielo, dondequiera que estén.
Salmo responsorial de hoy 27, 2. 7. 8-9. Bendito el Señor, que oyó mi voz suplicante.
Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario.
Bendito el Señor, que oyó mi voz suplicante.
El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido.
Bendito el Señor, que oyó mi voz suplicante.
El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Resguarda a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre.
Lectura del santo Evangelio según san ‘Lucas 7, 1-10’.
En ese tiempo, cuando Jesús acabó de hablar al pueblo, entró en Cafarnaúm. Había allí un oficial romano y uno de sus muy queridos sirvientes estaba enfermo y moribundo. Cuando oyó que Jesús estaba en la ciudad, le envió algunos ancianos de los judíos para que fueran y sanaran a su criado. Cuando se acercaron a Jesús, le rogaron fervientemente, diciendo: “Él merece este favor de tu parte, porque ama tanto a nuestro pueblo que nos construyó una sinagoga”.
Jesús fue con ellos. Cuando ya casi estaba en casa, el oficial romano le envió algunos amigos y le dijo: “Señor, por favor no me molestes, porque no soy digno de que entres en mi casa, así que ni siquiera me atrevo a ir a verte en persona”. “. Es suficiente con que digas una sola palabra mi siervo será sanado. Porque aunque soy un subordinado, también tengo soldados bajo mi mando.
Le digo a uno: “¡Vete!” y le dice a otro: “¡Ven!” ¡Hacer esto! ‘, así lo hizo. ‘Cuando Jesús oyó esto, su corazón se colmó de admiración’. Se volteo hacia los que lo seguían y entonces les dijo: “Os digo que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. Cuando los emisarios regresaron a casa, encontraron al sirviente perfectamente bien.
Reflexión del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10:
En este pasaje del Evangelio según san Lucas 7, 1-10, encontramos una historia de fe y humildad que sigue siendo relevante en la actualidad. Un oficial romano, un representante del poder opresor, busca la ayuda de Jesús para sanar a su criado enfermo. Lo que destaca en este relato es la profunda humildad del oficial romano. A pesar de su posición de autoridad, reconoce su propia indignidad y muestra una fe asombrosa en Jesús.
El oficial no se considera digno de que Jesús entre en su casa, pero confía plenamente en el poder de la palabra de Jesús para sanar a su criado. Su fe es tan grande que Jesús mismo se admira de ella, afirmando que no ha encontrado una fe tan profunda ni siquiera en Israel.
Esta historia nos recuerda la importancia de la humildad y la fe en nuestra relación con Dios. No importa quiénes seamos o cuál sea nuestra posición social, lo que importa es nuestra confianza en la misericordia y el poder de Dios. También nos anima a ser compasivos y a buscar la ayuda de Dios en momentos de necesidad, sin importar quiénes seamos.
En resumen, el pasaje de Lucas 7, 1-10 nos enseña valiosas lecciones sobre la humildad, la fe y la compasión, recordándonos que en la presencia de Dios, todos somos iguales, y la fe puede mover montañas. Esta reflexión nos invita a cultivar una fe profunda y humildad en nuestras vidas, confiando en que Dios está siempre dispuesto a responder a nuestras peticiones. Te dejamos una linda alabanza para acompañar la lectura de hoy…