XIX semana del Tiempo ordinario:
Lecturas de hoy 19 de agosto 2023.
Primera lectura de hoy del libro de Josué 24,14-29′.
En ese tiempo, entonces dijo Josué al pueblo: Temed al Señor y servidle con todo vuestro corazón. Apartaos de los dioses a los que sirvieron vuestros antepasados al otro lado del Éufrates y en Egipto, y servidles a ellos. ‘Entonces si al Señor’, ‘no les agrada servir’, ‘entonces digan aquí y ahora a quien quieren servir’: ‘¿A los que son dioses a los que sus antepasados sirvieron al otro lado del río Eufrates, o al dios de los amorreos, y ¿en qué país vives?’ ‘En cuanto a mí, yo y también a mi familia serviremos al Señor’.
Respondió el pueblo: ‘No tenemos que dejar al Señor para servir a los otros dioses’, ‘porque nuestro Dios es el Señor que nos sacó de la esclavitud en el pueblos de Egipto e hizo grandes milagros para nosotros y me protegió a todos juntos. Expulsó a todas las personas que vivían en aquellas tierras por donde pasamos, en las ciudades por donde pasamos en el camino. Por tanto, también nosotros serviremos a Jehová, porque él es nuestro Dios. Josué dijo al pueblo: “No creo que puedan servir al Señor, porque él es un Dios santo y celoso, y no perdonará su rebelión y sus pecados.
Si el Señor les ha hecho tanto bien, entonces váyanse”. . Sirve a un extraño para Dios, y te castigará y destruirá”. El pueblo respondió a Josué: “No nos sucederá lo que dijiste, porque serviremos al Señor”. Josué dijo al pueblo: “Habéis escogido servir al Señor. Este es vuestro testimonio”. Ellos respondieron: “Somos testigos”. Le dice Josué: ‘¡Apártense de vuestros dioses que son extranjeros y den vuestro corazón al Señor, el Dios del pueblo de Israel!’ Respondió el pueblo a Josué: ‘Serviremos a nuestro Dios el Señor y guardaremos sus preceptos’.
En ese día, Josué confirmó el pacto que el Señor había hecho con el pueblo de Siquem y les dio órdenes y decretos. Josué anotó estas expresiones en el libro de la ley de Dios. Luego colocó una gran piedra al pie de la encina en el santuario del Señor. Josué dijo a todo el pueblo: Esta piedra será testigo, porque ha oído todo lo que el Señor os ha dicho, y esta piedra será testigo contra vosotros cuando intentéis negar al Señor vuestro Dios. ‘Entonces Josué despidió al pueblo’, y cada quien se dirigió a su casa. Entonces después del paso del tiempo Josué, hijo de Nun, ‘el siervo del Señor’, a la edad de ciento diez años murió.
Salmo responsorial de hoy 15,1-2a.5.7-8.11. Eres Tú, Señor, el lote de mi heredad.
Dios mío, ampáreme, que me refugio en ti.
Al Señor yo le digo: ‘Tú eres mi Dios’.
El Señor es mi cáliz y el lote de mi heredad,
mi suerte está en tu mano.
Eres Tú, Señor, el lote de mi heredad.
Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.
Eres Tú, Señor, el lote de mi heredad.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.
Lectura del santo evangelio según san ‘Mateo 19, 13-15’.
En ese tiempo, ‘unos niños le presentaron a Jesús para que las manos les impusiera y orase por ellos’. ‘Los discípulos a la gente regañaron’; pero les dijo Jesús: ‘Dejad a los niños y no les prohíban que se acerquen a mí, porque de los que son iguales a ellos es el Reino de los cielos’. Después les impuso las manos y entonces prosiguió su camino.
Reflexión del Evangelio de San Mateo 19, 13-15:
El evangelio de hoy nos muestra la actitud de Jesús hacia los niños, que eran considerados como personas de poca importancia en la sociedad de su tiempo. Jesús, en cambio, los acoge con amor y les da un lugar privilegiado en el Reino de Dios. Él ve en ellos la imagen de su Padre, que es bondadoso y misericordioso con todos.
¿Qué nos enseña este pasaje a nosotros, que vivimos en un mundo tan competitivo y exigente? Nos enseña que debemos tener un corazón sencillo y humilde, como el de los niños, para poder entrar en el Reino de los cielos. No se trata de ser infantiles o ingenuos, sino de confiar plenamente en Dios y en su voluntad. Los niños nos muestran también la alegría de vivir, la capacidad de asombro y la apertura al otro. Son valores que muchas veces perdemos al crecer y que debemos recuperar.
Además, Jesús nos invita a cuidar y proteger a los niños, especialmente a los más vulnerables y necesitados. Ellos son el futuro de la humanidad y merecen todo nuestro respeto y cariño. No podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de tantos niños que padecen hambre, violencia, abuso o abandono. Como discípulos de Jesús, tenemos la misión de defender sus derechos y promover su dignidad. Que el Señor nos ayude a ser como niños en su presencia, a acogerlos con amor y a trabajar por su bienestar.