XXIV Semana del Tiempo Ordinario:
Lecturas de hoy 20 de septiembre 2023.
Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a ‘Timoteo 3, 14-16’.
Amado hermano: Os escribo estas cosas con la esperanza de ir a veros pronto. Pero si tardo en llegar, quiero que te enteres desde ahora cómo debéis de actuar en la morada del Dios vivo, que es la Iglesia, el fundamento y la columna de la verdad. En verdad es inmenso el misterio del amor de Dios, que se nos ha anunciado en Cristo, hecho hombre, santificado por el Espíritu, presenciado por los ángeles, divulgado a todas las naciones, recibido en el mundo por medio de la fe y elevado a la gloria.
Salmo responsorial de hoy 110,1-2.3-4.5-6. Grandes son las obras del Señor.
Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los justo, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
acreedoras de estudio para los que las aman.
Grandes son las obras del Señor.
Esplendor y belleza son su obra,
su generosidad dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Grandes son las obras del Señor.
Él otorga alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Enseño a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles.
Lectura del santo evangelio según san ‘Lucas 7, 31-35’.
En aquel tiempo Jesús dijo: ¿A quién compararé esta generación? ¿A quiénes se parecen? Eran como niños jugando en el patio de recreo y gritándose unos a otros: ‘Tocamos la flauta, pero ellos aún no han bailado’, Cantamos canciones tristes, pero no lloraron. Porque vino Juan el Bautista y no comía pan ni bebía vino, y sin embargo decís: este hombre está poseído por un demonio. ‘ Vino el Hijo del Hombre, comiendo y bebiendo, y dijeron: Este es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero sólo aquellos que tienen la sabiduría de Dios pueden reconocerla.
Reflexión del evangelio de San Lucas:
En este pasaje del evangelio según san Lucas, Jesús hace una analogía entre la actitud de los hombres de esa generación y la de unos niños caprichosos que se quejan porque no consiguen que otros jueguen el juego que ellos quieren.
Jesús señala que Juan el Bautista vino predicando la penitencia y el ayuno, pero la gente lo criticó diciendo que estaba endemoniado. Luego vino Jesús, que no ayunaba y compartía mesa con pecadores, y lo criticaron también diciendo que era un glotón.
La reflexión aquí es que muchas veces actuamos como esos niños caprichosos: queremos que los demás se comporten como nosotros queremos y si no lo hacen, los criticamos. Buscamos defectos en los otros en lugar de mirar nuestro propio corazón.
Juan y Jesús tenían estilos diferentes pero el mensaje era el mismo: llamar a la conversión y al Reino de Dios. En lugar de fijarnos en las apariencias, deberíamos ver el fondo y no juzgar según prejuicios.
A veces nos cuesta aceptar formas distintas a las nuestras. Queremos encasillar a los demás y que se ajusten a nuestros esquemas. Pero Dios actúa de modos misteriosos que nosotros no siempre comprendemos. Debemos abrir nuestro corazón para reconocer su presencia incluso en lo que initially nos desconcierta.
Jesús nos invita a la humildad para aprender de los demás, sean como sean. Todos tienen algo que enseñarnos si estamos dispuestos a escuchar. No se trata de criticar sino de compartir para construir juntos el Reino de Dios.
La auténtica sabiduría viene de Dios. Cuando tenemos esa luz, podemos ver más allá de las apariencias y descubrir su presencia incluso en los que son diferentes a nosotros. El Espíritu Santo nos guía para ser testigos del amor más que jueces de los otros. Te invitamos a escuchar esta linda alabanza mientras leas la lectura de hoy…