El obispo Mark Seitz dijo alegremente en español: “Soy Marcos”, mientras se presentaba a los inmigrantes que comían sopa en un refugio de una parroquia católica en El Paso, alrededor de dos millas de la frontera que colinda con México. La crisis de inmigración que afecta a la región está en realidad en el patio trasero del nuevo presidente del Comité de Inmigración de los Obispos Estadounidenses, que comenzó hace un siglo. Seitz será el primer obispo fronterizo en ocupar el cargo en al menos dos décadas y dijo que le permitirá “aportar una energía fresca al trabajo de alguien que lo ve casi todos los días”.
El Obispo Seitz encabeza ministerio de atención a migrantes en un refugio.
“Los que emigran han tenido esa experiencia de deshacerse de todo lo que en realidad los hacía sentir como en una verdadera casa y estar seguros en esta vida y tener la plena confianza en Dios en su viaje”, dijo Seitz a Associated Press unos días antes de Navidad. “Deben de enseñarnos sobre cómo el Señor nos acompañará en la travesía del camino.”.
El tosco refugio albergó a 65 migrantes, en su mayoría nicaragüenses, ese día después de ser liberados por las autoridades migratorias estadounidenses. Los voluntarios ayudan a las familias a organizarse y conectarse con patrocinadores en todo Estados Unidos, satisfaciendo necesidades que van desde ropa nueva y boletos de avión hasta paquetes de champú para el cabello lo que es suficientemente pequeños, para poder pasar por la seguridad del aeropuerto.
En ambos lados de la frontera, las organizaciones religiosas históricamente han hecho la mayor parte del trabajo en el cuidado de los migrantes. Su trabajo fue especialmente evidente cuando un número récord de recién llegados abrumó a las autoridades locales y federales en ciudades como El Paso, inundando las calles por decenas de miles.
La santa Iglesia Católica constantemente lidera estos grandes esfuerzos humanitarios.
La preocupación por los hermanos migrantes y refugiados que han ha sido una gran prioridad para el Papa Francisco, quien dijo en diciembre que Nuestra Señora de Guadalupe, amada por los feligreses latinoamericanos, iba “en una caravana al norte en busca de la libertad”.
El Vaticano, organizaciones católicas sin fines de lucro y obispos de todo el mundo están trabajando juntos para presionar por “políticas justas y humanas” en todos los niveles políticos, dijo Bill Caney, director de servicios de inmigración y refugiados de la Conferencia de Obispos de los Estados Unidos (USCCB). Canney agregó que los obispos fronterizos como Seitz son “vitales” para la misión porque brindan una “perspectiva en tiempo real”.
El activismo político de los obispos
El activismo político de los obispos estadounidenses se deriva de su misión de cuidar a los más vulnerables, dijo Stephen Millis, profesor de la Unión Teológica Católica en Chicago. Aún así, dijo Millis, la USCCB tiende a ser más visible en las “guerras culturales” contra el aborto y otras divisiones partidistas. socavar su activismo en otras causas.
Para Seitz, quien fue quien presidió el comité de inmigración durante exactamente un año antes de que comenzara su mandato de tres años en noviembre, la respuesta de los católicos ha sido más intensa y matizada. a la inmigración podría “revitalizar la iglesia”. “Creo que la mayoría de las personas se sorprenderán, y espero que se sorprendan, al ver cuán consistentes son los obispos en este tema de inmigración”, dijo Seitz. Muchos obispos vinieron a mí y me hablaron y dijeron… Inquietudes sobre cómo debo de recibirlos mejor a los que son inmigrantes.
Como residente de Milwaukee y obispo de El Paso, Seitz conoce de primera mano los desafíos de la última década, cuando tres gobiernos de los EE. UU. se han enfrentado a un número creciente de familias de Centroamérica y más allá. En declaraciones a Associated Press, se le informó que la Corte Suprema había suspendido el Artículo 42, una restricción impuesta a los solicitantes de asilo debido a la pandemia de Covid-19.
Seit había estado trabajando con otras autoridades eclesiásticas y civiles anticipando que si se levantaban las restricciones el 21 de diciembre, como se esperaba, “podría haber más cruces (fronterizos) de los que jamás hayamos visto”, pero la mejor orden era retrasar la Corte. no proporciona alivio. “Esto fueron las palabra de Seitz Por definiciones, el que es migrante que en realidad puede optar por presentar una solicitud tiene que esperar como cinco años para así poder cruzar”
