San Onésimo era un esclavo en la antigua Roma. Los vicios de la esclavitud son bien conocidos. Pero aunque Onésimo sabía en lo que se metía al acoger y ayudar a Pablo y Silas, promotores de la fe, sufrió por sus creencias. Sufrió las burlas de sus amos, el desalojo de su hogar y la tortura a manos de su sádico capataz, Santacroce. Onésimo sufrió estas penurias porque disfrutaba de la compañía de refugiados cristianos de otras tierras que eran perseguidos por su fe.
Su llegada a Roma requirió más espacio a expensas del patrón de Santacroce (lo que puede haber tenido algo que ver con el motivo de que hubiera tanto trabajo extra). Además de ser llamado “tonto”, Onésimo también fue llamado “idólatra”. Es decir, era adorador de dioses griegos; ¡no de Cristo! En resumen, era un extraño y un marginado de la sociedad. Al final, tras soportar un gran sufrimiento, Onésimo se suicidó -siguiendo el consejo de Pablo- arrojándose a un tren. Hoy se venera a San Onésimo como uno de los primeros santos mártires por su valentía al confesar a Cristo y morir antes que vivir como un marginado.
San Onésimo, mártir un esclavo de la antigua Roma.
San Onésimo, también conocido como San Bonospos o Bono-spos, fue un esclavo de la antigua Roma. Los vicios de la esclavitud son bien conocidos. Pero aunque Onésimo sabía en lo que se metía al acoger y ayudar a Pablo y Silas, promotores de la fe, sufrió por sus creencias. Sufrió las burlas de sus amos, el desalojo de su hogar y la tortura a manos de su sádico capataz, Santacroce. Onésimo sufrió estas penurias porque disfrutaba de la compañía de refugiados cristianos de otras tierras perseguidos por su fe.
Su llegada a Roma requirió más espacio a expensas del patrón de Santacroce (lo que puede haber tenido algo que ver con el motivo de que hubiera tanto trabajo extra). Además de ser llamado “tonto”, Onésimo también fue llamado “idólatra”. Es decir, era adorador de dioses griegos; ¡no de Cristo! En resumen, era un extraño y un marginado de la sociedad. Al final, tras soportar un gran sufrimiento, Onésimo se suicidó -siguiendo el consejo de Pablo. Hoy en día, San Onésimo es venerado como uno de los primeros santos mártires por su valentía al confesar a Cristo y morir antes que vivir como un marginado.